La Solenopsis invicta, más conocida como la hormiga roja de fuego, ha captado la atención de los expertos en salud no solo por su agresividad, sino también por su capacidad para infligir un dolor ardiente a quienes tienen la desdicha de cruzarse en su camino. Recientemente, un artículo publicado en la revista Current Biology reveló la primera detección de esta especie en Europa, lo que ha despertado preocupación entre la comunidad científica y las autoridades.
Este insecto, originario de América del Sur, ha extendido sus territorios a otras partes del mundo, incluyendo Estados Unidos, donde se ha convertido en una especie invasora. Su nombre "de fuego" se debe a su color rojo o rojizo, que varía en tonalidades, y a su picadura dolorosa, a menudo comparada con una sensación de quemazón.
La capacidad de reproducción de las hormigas rojas de fuego, así como su agresividad, les permite desplazar a otras especies de hormigas y, en algunos casos, afectar a animales vertebrados. Esto representa una amenaza para la biodiversidad, la agricultura y la salud humana.
Cuando una colonia de estas hormigas se siente amenazada, responde con un ataque masivo. Su picadura es famosa por su extremo dolor, causado por la inyección de veneno y espinas que quedan incrustadas en la piel de la víctima.
Estas hormigas viven en colonias que pueden albergar millones de individuos y tienen una estructura jerárquica bien definida, con una reina como única hembra fértil y muchas obreras que buscan alimento y defienden el nido.
El descubrimiento de la presencia de 88 nidos en Europa, específicamente cerca de Siracusa, Sicilia (Italia), por un grupo de expertos del Instituto de Biología Evolutiva del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha generado preocupación. Se cree que estas colonias podrían haber llegado a Europa desde Estados Unidos o China, donde ya se habían convertido en especies invasoras.
El riesgo de que se propaguen a otras áreas costeras y húmedas de Europa es alto, ya que los esfuerzos realizados por varios países para frenar su expansión han resultado infructuosos. Esto plantea la posibilidad de que grandes ciudades costeras, como Barcelona o Valencia, puedan ser los próximos puntos de entrada de esta hormiga en Europa.
La investigadora de la Estación Biológica de Doñana, Elena Angulo, enfatiza la importancia de tomar medidas para erradicar las colonias detectadas en Sicilia y prevenir su propagación. Esto incluye un estricto control en los puertos y la supervisión de importaciones que puedan estar contaminadas por estas hormigas de fuego. La prevención y la acción inmediata son esenciales para proteger a Europa de esta invasión potencialmente devastadora.