Escándalo mundial después de que la junta de arbitraje de la TFF (Federación Turca de Fútbol) decidiera suspender a la árbitra Elif Karaarslan, de 24 años, y el inspector de los colegiados de la Superliga, Orhan Erdemir, de 61 años, después de que en las últimas horas se filtrara un vídeo sexual. Tras mostrarse el vídeo, donde se muestra a ambos en una situación íntima, la reacción por parte de la protagonista ha sido rápida en su cuenta de Instagram, tratando de ofrecer su versión por lo sucedido y desmintiendo lo que señalan sobre ella.
"Me espera un largo camino legal, pero lo superaré de la forma más fuerte y contundente. Espero contar con todo su apoyo y amor en este proceso. Llorar, gritar y estar triste no son cosas que yo haría. No soy así. Defenderé mi causa hasta el final. Soy sólo una de las muchas que están siendo perjudicadas. Espero ser la última", indicó Elif Karaarslan, asegurando que el vídeo se ha creado con inteligencia artificial y es falso.
Comenta la propia protagonista que "hay un vídeo sexual que se intenta asociar conmigo, pero no tiene nada que ver conmigo y la calidad de la imagen es extremadamente mala. No soy la persona que aparece en el vídeo y el hecho de que me enfrente a una acusación tan grave es un atentado contra el honor de una mujer".
De hecho, el abogado comentó que "se publicó en las redes sociales un vídeo montado, que no era el original y fue creado enteramente mediante inteligencia artificial a partir de la cuenta de otra persona en las redes sociales y no tiene ninguna relación con el cliente de ninguna manera. Cuando se examina el vídeo queda muy claro que la imagen no es clara y que las partes de la relación fueron editadas completamente por ordenador".
La árbitra implicada en el caso, Elif Karaarslan, es una joven árbitra prometedora en el fútbol turco y muy conocida, que construyó su carrera en el futbol desde su etapa como futbolista. Ahora ha visto su carrera interrumpida por este escándalo. Karaarslan estaba ganando reconocimiento por su trabajo, con aspiraciones de llegar a la Superliga turca, la máxima.
Este escándalo ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar las normas y los límites éticos dentro del fútbol, así como de abordar la protección de la privacidad en la era digital.