José Antonio Rivero3 min lecturaNuevo capítulo en la complicada y tormentosa relación entre la modelo Joana Sanz y el exfutbolista Dani Alves, quien salió de prisión bajo fianza el pasado mes de marzo, después de haber sido condenado a más de cuatro años de cárcel por agresión sexual. Desde entonces, la vida de la tinerfeña y el brasileño ha sido una montaña rusa de emociones constante, donde las redes sociales se han convertido en casi la única manera de seguir sus pasos.
Son ya varios los meses que Joana Sanz llevaba sin publicar nada sobre Dani Alves en sus perfiles en redes sociales, donde anteriormente había hablado de sus problemas para divorciarse y de lo mal que lo estaba pasando por lo ocurrido judicialmente con el exfutbolista. Por su parte, Alves también se separó públicamente de Sanz, convirtiendo su perfil de Instagram en una plataforma de mensajes bíblicos y musicales, aunque cerró sus cuentas hace algunas semanas.
La última vez que se tenía constancia de que ambos estuvieron juntos fue el pasado 25 de diciembre. Pese a que no se le vio la cara, Joana Sanz subió varias imágenes de ella disfrutando de unos días de nieve en Navidad, aunque también había una fotografía de un hombre paseando a sus perros, un hombre de espaldas que se ve claramente que es Alves.
De una manera parecida, sin mostrar su rostro, Joana Sanz publicó este 31 de enero una imagen en la que se ve su mano agarrada a la mano de un hombre dentro de un coche. Aunque aquí tampoco se ve la cara del hombre, los tatuajes de la mano delatan a Dani Alves.
En la misma foto se ve al fondo un ramo de flores, que casi seguro que el brasileño regaló a la modelo española, quien decidió no acompañar con texto alguno la imagen. Estos gestos públicos no dejan de sorprender, puesto que hay muchas personas que no entienden que Joana Sanz siga en una relación con Alves pese a ser condenado por violación.
La imagen llega horas después del fallecimiento de la madre de Joana Sanz, un momento en el que Alves no ha querido dejar sola a su pareja.
Dani Alves continúa a la espera de que se resuelvan los recursos sobre su sentencia, lo cual puede demorarse años. Mientras tanto, no puede salir de España y debe presentarse todas las semanas en una sede judicial de Barcelona para firmar.
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