Novak Djokovic será uno de los tenistas que afronten el inicio de 2025 en uno de los torneos que abren el calendario. El tenista serbio es la gran atracción del ATP250 de Brisbane que se disputa en ocho días. Será su regreso casi tres meses después, pues no juega desde el Master 1.000 de Shanghai, cuando llegó a la final ante Jannik Sinner.
Como ya advirtió este año, tras ganar el oro en los Juegos Olímpicos de París 2024, sus objetivos se centrarán exclusivamente en los Grand Slam, donde espera superar la marca de 24 y quedarse en solitario como máximo ganador de torneos grandes, una cima que ahora comparte con Margaret Court. Para ello, jugará eventos como el de Brisbane, que le servirán para preparar el Open de Australia. De igual forma que el pasado año hizo con la United Cup.
A lo largo de estos dos últimos meses, el serbio se ha dejado ver poco. Rechazó jugar en Master 1.000 de París-Bercy y, sobre todo, las ATP Finals 2024, donde tenía que haber defendido la corona del año anterior. Y ha estado preparándose en las últimas semanas para afrontar la nueva campaña.
Pero también ha estado muy atento a lo que pasa en su país y no ha dudado ofrecer su visión en un asunto político, algo en lo que no suele prodigarse. Djokovic ha pedido a través de sus perfiles de redes sociales que se escuche a los jóvenes y ha apoyado a los universitarios, que ocupan desde hace semanas docenas de facultades como protesta por la muerte, el 1 de noviembre, de 15 personas en el desplome del techo de una estación de trenes recién remodelada. Los estudiantes reclaman responsabilidades políticas y judiciales, pues no quieren que una cosa así quede en saco roto.
"Como alguien que cree profundamente en la fuerza de los jóvenes y su deseo de un futuro mejor, considero que es importante que su voz se escuche. Serbia tiene un enorme potencial, y la juventud educada es su mayor fortaleza. Lo que todos necesitamos es comprensión y respeto. Con ustedes, Novak", publicaba en X -antigua Twitter- el tenista balcánico.
Los estudiantes están en 'pie de guerra' contra el gobierno que preside Aleksandar Vucic, al que se acusa de irregularidades a la hora de conceder esa obra a una empresa China y no creen que los documentos presentados para justificarla sean verdaderos.