Es indudable que Sergio Ramos es muy feliz con su vuelta al Sevilla FC, después de pasar fuera de casa 18 años repartidos entre Madrid y París. Emocionado con el caluroso recibimiento de los 23.000 aficionados que llenaron el Ramón Sánchez-Pizjuán en su presentación oficial, se siente querido y respetado por el vestuario blanquirrojo, al que mostró su gratitud por el buen trato invitando a una buena comilona. Su felicidad, como es evidente, se extrapola a toda su familia (padres, hermana, sobrinos...) que por fin disfrutan teniéndole cerca. Y no menos alegres con su vuelta a la capital andaluza están sus amigos, sus colegas de toda la vida, un divertido séquito con el que el central camero se ha adentrado en 'La capital del pecado'.
El popular humorista Juan Dávila está triunfando en los escenarios de toda España con su show 'La capital del pecado', que esta semana ha llegado a Sevilla con dos representaciones el jueves y otras tantas el viernes. Según indica la descripción de la función en su propia página web, "cada espectáculo es diferente al anterior, arriesgado y rompedor. El cómico insta al público a pecar y a dejarse llevar por sus deseos más oscuros. En el show, los asistentes serán tan protagonistas como el propio Dávila". Tal cual. Y si no, que se lo pregunten a Sergio Ramos, ilustre espectador que fue requerido para subir a las tablas del Cartuja Center, dónde protagonizó un desternillante momento al presentar a sus acompañantes, tal y como se puede ver en un vídeo compartido por el propio actor en sus redes sociales, agradeciendo la visita y la participación del flamante futbolista nervionense.
"Hay uno que me ha escrito, que es canterano del Sevilla FC... Que quiero ir, que quiero ir... Y está aquí", así presentaba Juan Dávila a Sergio Ramos, invitándole a subir al escenario junto a otros espectadores 'anónimos' y dándole protagonismo desde el primer momento. "No soy el protagonista", respondía el central, a lo que el cómico apostillaba: "No, hoy aquí los protagonistas son ellos". "Bueno, vaya cuadro...", espetaba ante la carcajada general señalando a los amigos del futbolista, pidiendo más datos sobre ellos. "¿De dónde los has sacado?".
"Bueno, son de diferentes sitios", comienza Ramos antes de ser interrumpido por un "Son de diferentes cárceles" del siempre acido y mordaz Juan Dávila. "Son el Petas -hace el gesto de fumar al ser preguntado de nuevo-, el Cuñao, el Sugus, que es el que está detrás, y el Tomy, que dice que tú eres su ídolo", les presentaba el '4' del Sevilla FC, que no aguanta la carcaja al escuchar la pregunta de "¿Estos cuántos años llevan viviendo de ti?". "Pues unos pocos, desde que debuté", respondía con gracia el camero, que también compartió el vídeo en sus 'stories' de Instagram: "Enhorabuena por seguir sacando sonrisas en estos tiempos tan difíciles que corren".
Después de haber triunfado siete temporadas (más de 100.000 espectadores) en La Chocita del Loro con 'La capital del pecado', que fue catalogado como el mejor monólogo cómico de Madrid, Juan Dávila volvió con una versión 2.0 que lleva por toda España y que presume de ser "una manera diferente de hacer stand-up". "La capital del pecado es un show original y atrevido en el que el humorista guía a los espectadores y doma sus sentimientos y emociones. No es un monólogo de risas sobre la sensualidad o el sexo al uso, es mucho más que eso. La diversión está garantizada, pero siempre con su punto filosófico, combinando teatro, improvisación y risas para presentar al público los espectáculos más innovadores y arriesgados", destaca su página web.
En sus shows, el cómico realiza -junto con el público- "un viaje profundizado hacia los sentimientos y las emociones". Dávila se formó como actor en el Estudio Juan Carlos Corazza, ampliando sus conocimientos con maestros como John Strasberg, Manuel Morón o Ana Gracia entre muchos otros. También ha participado en programas como 'Así nos va', en laSexta, 'La calle no calla', o 'Corto y cambio', este último en Paramount Comedy. Tras tres años en una escuela de interpretación sin entender bien el método -"Cuando me reía, la gente lloraba; y cuando lloraba la gente se reía"-, supo que su lugar estaba "entre un grupo de excéntricos que, diciendo tonterías, intentan hacer reír a la gente cada vez que se suben a un escenario".