Finalizados los Juegos Olímpicos de París, con España como oro en el fútbol masculino y el femenino luchando por un bronce que finalmente no consiguió, la situación en la Real Federación Española de Fútbol sigue siendo bastante esperpéntica. En primer lugar, con un presidente electo, Pedro Rocha, inhabilitado por el TAD desde el pasado 16 de julio por dos años con una multa de 33.000 euros por excederse en sus funciones cuando presidía la Comisión Gestora de la RFEF.
Una inhabilitación que, sin embargo, lleva suspendida desde el día 18 del mismo mes, cuando los abogados de Rocha solicitaron en los Juzgados de lo Contencioso de Madrid unas medidas cautelares que dejaban en ‘stand by’ la decisión del TAD. Es decir, que Rocha sigue siendo presidente de pleno derecho y que la RFEF, por ello, no ha efectuado la inhabilitación hasta que el proceso se resuelva. Pese a ello, el todavía presidente Pedro Rocha ha preferido jugar un papel a la baja y, por tanto, no ha presidido ninguno de los eventos importantes para la institución, como sí hizo durante la Eurocopa de Alemania, cuando, incluso, se le pudo ver junto al Rey de España.
Desde entonces, Pedro Rocha no ha estado en la presentación del ‘Bid Book’ por parte de la FIFA por parte de la candidatura 2030 del pasado 29 de julio, siendo el único de los tres presidentes ausentes -Marruecos y Portugal sí estuvieron-. En su lugar asistió el secretario general de la RFEF, Álvaro de Miguel.
Tampoco estuvo un día después en la Asamblea de la RFEF, liderada por el secretario general, donde Rocha fue excusado de la siguiente manera: “Ha considerado razonable aplicar el principio de prudencia, mientras se resuelve la cautelar, que esperamos que sea en unos días, para poder trabajar con normalidad y eficacia en pro del fútbol español”.
Y a diferencia de lo ocurrido en Alemania, en París Pedro Rocha tampoco ha estado en ninguno de los partidos de las selecciones de fútbol que compitieron en los Juegos Olímpicos. En el palco del Lyon Stadium donde España se jugaba el bronce ante Alemania, el representante español fue Rafa del Amo, presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino y vicepresidente de la RFEF, y Álvaro de Miguel, secretario general. Tampoco estuvo en la final masculina, donde los de Santi Denia pelearon por el oro olímpico ante la representación de Pablo Lozano, vicepresidente de la RFEF; Óscar Callejo, vicesecretario; Manuel Fernández, jefe de la expedición y Luis De la Fuente, seleccionador nacional.
Al margen de Pedro Rocha y sus problemas con los tribunales, lo que resalta notablemente es la ausencia de Vicente del Bosque a lo largo de todo este tiempo. “Del Bosque va a ser la representación del fútbol español. Lo vamos a ver en la final de la Champions femenina, durante la Eurocopa y los Juegos Olímpicos”, argumentó con contundencia la ministra Pilar Alegría, anunciando que el ex seleccionador español iba a presidir la llamada Comisión de Supervisión, Normalización y Representación creada por el CSD para controlar la RFEF. Una comisión que, con razón, ha sido apodada posteriormente como la comisión fantasma.
Por el momento, no está muy claro qué ha supervisado y normalizado la citada comisión, aunque sí está claro que lo referente a representación por Del Bosque ha sido hasta el momento muy pobre y prácticamente testimonial. El salmantino estuvo en la mencionada final en Bilbao, aunque lo hizo en segundo plano. Lo mismo ocurrió en la Eurocopa de Alemania, donde estuvo en el encuentro más intrascendente, un España-Albania en el que también estuvo en un extremo del palco.
En París 2024, a Vicente del Bosque directamente no se la ha visto. Tal y como apunta El Confidencial, chirría especialmente su ausencia pues el salmantino es uno de los 29 miembros por elección de la Asamblea del Comité Olímpico Español (COE) como representante de los entrenadores.
Una Comisión de Supervisión, Normalización y Representación de la RFEF que, visto lo visto, ha quedado en papel mojado, ganando Pedro Rocha la partida hasta su recurrida inhabilitación y despareciendo literalmente Del Bosque tras ella. Para muchos, el salmantino ha dicho adiós, aunque la evidencia dicta que en realidad apenas acabó nunca de llegar.