Una carrera de MotoGP puede suponer un gasto público de 10 millones de euros. La organización 'cede' al circuito la taquilla, aunque sin nada de publicidad ni tele.
Los gastos de mantenimiento de un circuito como el de Jerez y alrededores suponen este año unos 2,5 millones en subvenciones; el canon a la empresa organizadora del Mundial, la española Dorna, ronda los cinco millones por temporada; y todavía queda un vacío de unos 20 millones por pagar desde la última remodelación. El desembolso, que se dividirá en partes desiguales entre Junta, Diputación y Ayuntamiento puede parecer exagerado, pero es incluso pequeño: inaugurado en 1985, Jerez es el circuito más sostenible de España. "Hay que tener en cuenta que en un Gran Premio nosotros sólo ingresamos por las entradas; televisión y publicidad van por otra parte", comenta Santiago Galván, concejal de Economía del Ayuntamiento de Jerez y vicepresidente de la gestora municipal del circuito, que identifica así la raíz del problema.
La única ganancia del circuito llega desde taquilla, menos de cuatro millones por temporada, y esa alegría también está limitada. El año pasado, Jerez admitió un truco habitual en los deportes del motor: de los 120.000 espectadores que suelen asistir cada año a la carrera, sólo pagan la mitad, unos 60.000. El resto son pases de 'paddock', VIPs, trabajadores... Como ocurre en el Mundial de Fórmula 1 o en el Mutua Madrid Open, la relación de los trazados de MotoGP con la organización es desemejante: aunque el recinto cubre todos los gastos y paga bien por ser sede, el Mundial se queda igualmente con los derechos audiovisuales y los ingresos de los patrocinadores.
España es el único país que cuenta con más de una carrera de MotoGP (Jerez, Montmeló, Alcañiz y Cheste), nada menos que cuatro, y es inevitable que el desembolso público que ese privilegio requiere sea objeto de controversia.
El Ayuntamiento de Barcelona ya ha intentado en varias ocasiones desmarcarse del pago que cada año todas las administraciones deben realizar para mantener vivo el circuito. El recinto inaugurado en 1991, que recibe entre 10 y 15 millones de euros anuales del erario público, sigue sumando en cada presupuesto unas pérdidas de siete u ocho millones y, pese a ello, sostiene un contrato con la Fórmula 1 hasta 2019 y otro con MotoGP hasta 2021. "Mantendremos nuestro compromiso mientras se encuentra la fórmula para que la instalación se autofinancie", comentan desde el Consistorio aunque saben que esa "fórmula" es inexistente.
En las cuentas de Cheste, el circuito que cierra el campeonato de MotoGP también ha recibido ayuda pública para que su alta deuda no obligue al cierre. Inaugurado en 1999, en la última década, la Generalitat ha tenido que inyectar decenas de millones en sus cuentas y eso que acumula subvenciones tan abultadas como las de Montmeló. Según un informe de la Cámara de Cuentas de Aragón, el trazado, proyectado en 2001, absorbió en sus primeros 14 años de vida casi 120 millones de dinero público, más de ocho millones por curso, y mantendrá ese ritmo de gasto en el futuro. Sus números se equilibran en un continuo de rescates financieros que bien conocen en Jerez, Montmeló y Cheste.
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