Para ganar en el
Camp Nou hace falta un partido perfecto o casi. Estuvo muy lejos el
Betis de hacerlo, que no aprovechó las ausencias de
Messi y
Suárez y un 0-1 para tratar de repetir la victoria del curso pasado. Del espejismo se pasó al atropello.
Pudo
Rubi introducir modificaciones importantes en un once en el que ya participaron
Guardado y
Canales -Mandi aún esperó en el banquillo- y que se dibujó en un 4-4-2 con el cántabro ocupando el carril derecho. Dispuso el técnico un bloque muy bajo con el que regaló mucho terreno al
Barcelona.
La defensa del
Betis consistió básicamente en eso, en juntar líneas cerca de su área y tapar espacios mientras el equipo culé movía el árbol intentando encontrar vías en el entramado bético. Esperaba el elenco heliopolitano una ocasión para salir a la contra.
La encontró en un error de
Busquets, algo raro en el siempre fiable mediocentro.
Canales robó,
Loren lanzó a
Fekir y el francés, con dos toques sublimes, control y disparo, la alojó en la red de
Ter Stegen. Sin haber dado un aviso los verdiblancos estaban por delante en el
Camp Nou.
Con 0-1, al
Betis le faltó la precisión y personalidad del curso pasado para hacer más daño mientras que el Barça fue coleccionando acercamientos hasta que
Griezmann empató tras un servicio perfecto de
Sergi Roberto. Antes de que el Betis entrara en el partido en el segundo acto ya se vio por detrás en el marcador y ahí claudicaron los de Rubi, que entregaron el choque sin un
plan B para revitalizarse ni argumentos para toser a un
Barcelona netamente superior, que acabó goleando.