Anoeta vislumbró un Betis diferente.
Desde el inicio los de Setién buscaron ser más verticales. Incluso renunció el cántabro a la línea de tres centrales, colocando a Sidnei de lateral izquierdo, para liberar a Tello. Lo hizo tras el gol de la Real, en otra desaplicación a balón parado. Juanmi aprovechó el bloqueo a Guardado -en falta- en la marca y la asuencia de reflejos de la zaga y el portero para desviar la pelota. Más incisivo,
el Betis buscó incluso el recurso del centro lateral, aunque eso no mejoró las opciones de remate. En un duelo equilibrado, la Real se fue ganando al descanso por una acción de estrategia.
También entró bien el Betis al choque en la segunda mitad, con Tello aportando el desequilibrio. El extremo sirvió a Canales un empate que merecían los verdiblancos. La Real persiguió durante todo el partido la emboscada en campo bético. Pese a que los verdiblancos evitaron casi siempre complicaciones en la salida, fueron dos pérdidas en su parcela las que propiciaron las ocasiones más claras del equipo de Alguacil.
En la primera falló Guardado y Willian José gozó de un mano a mano bien tapado por Pau López. En la segunda,
fue Diego Lainez quien perdió la pelota ante la presión de Théo. Después serían Juanmi y Oyarzabal los encargados de penalizar esa desaplicación y convertir el 2-1 definitivo ya sin margen para la reacción heliopolitana.
Varapalo importante para las aspiraciones béticas de ir a Europa, aunque esta Liga está demostrando que siempre hay opción de reengancharse a una pelea en la que sigue vivo pese a ser décimo.