Sergio Asenjo evitó el triunfo de un
Sevilla que por juego y ocasiones mereció, en un partido en el que los dos entrenadores hicieron que sus equipos cumplieran sus respectivos librillos, aunque es Escribà el que se va más satisfecho con el empate. Los de
Sampaoli, que utilizó su esquema más reconocible con tres centrales y dos puntas, tuvieron muchos momentos en el partido para llevarse el triunfo. Los más claros fueron al inicio de cada tiempo. En el primero, el
Villarreal le cedió tres cuartas partes del terreno de juego y los nervionenses se instalaron en campo amarillo con posesiones largas e intencionadas, volcando el juego sobre el costado izquierdo, en el que
Vitolo ejerció de carrilero en sustitución del lesionado
Escudero.
Hubo sensación de acoso, aunque la buena labor del ordenado
Villarreal redujo las ocasiones, que en cualquier caso fueron clarísimas. Antes de que los amarillos fueran capaces de anestesiar el partido amasando el balón, ya pasada la media hora, el
Sevilla acumuló una acción de penalti sobre
Jovetic y un remate franco de
Ben Yedder, además de merodear constantemente el área. Esas posesiones fueron la pócima amarilla para calmar al
Sevilla y tomar oxígeno. Adrián, que erró un mano a mano, evitó que el plan de Escribà saliera redondo.
El
Villarreal adelantó la presión una decena de metros en el segundo acto e incomodó algo más al Sevilla, que con menos continuidad en el juego siguió acercándose mucho a la meta de
Asenjo. Dos acciones del meta, en el penalti de
Nasri y en una de las paradas de
LaLiga a
Iborra, evitaron el gol sevillista, que sí llegó en las botas de
Ben Yedder, a quien el asistente no concedió el beneficio de la duda que se le supone al atacante. El
Villarreal encontró espacio a la carrera, pero ni la ocasión fallada por Adrián evitó que se fuera contento con el punto.