Monchi comenzó el verano pasado con la reconstrucción de la defensa por el centro, con un fuerte desembolso para armar el proyecto desde atrás con una zaga sólida. Se apresuró con
Diego Carlos, que llegó sin hacer ruido pero que se ha convertido en una de las sensaciones de
LaLiga, y apostó a lo grande por
Koundé, cada vez más asentado y con una proyección deslumbrante.
Es lo que busca
Monchi, presente y futuro para la retaguardia, y en esa misma línea trabaja de cara al verano que viene. Filosofía en la que cuadra, por ejemplo,
Jhon Lucumí, un defensa contundente, con calidad para salir desde atrás y con un horizonte más que prometedor por delante en todos los sentidos. Ya lo ha hecho en otras ocasiones, con centrales jóvenes, como
Lenglet, que rindió a la perfección y luego dejó una suculenta plusvalía.