Como quería Rubi, nadie se bajó del barco, pero con ese viento a favor difícilmente llegará al puerto europeo. Si el Betis está donde está, a ocho puntos de Europa y con un partido más a falta de trece por jugarse (39 puntos), es por culpa de su mal balance defensivo.
Y tras 25 partidos ya no se trata de mala suerte o de un problema de baja forma de determinados jugadores. Es un problema generalizado, que se ha sabido solventar en determinadas fases del campeonato, pero que ha pasado factura en otras. Como ayer.