Puede que no sea el mejor animal para hacer el símil, pero llega esta noche al Villamarín un Barcelona diezmado por las bajas (Suárez, Dembélé, Piqué...) y herido cual león despojado de su manada tras la eliminación sobre la bocina en Copa del Rey.
Ahora, Liga y Champions pasan a ser objetivos casi inexcusables en la Ciudad Condal, aunque el Real Madrid ya ha tomado la delantera en el torneo de la regularidad y, en Europa, espera un cruce complicado con el Nápoles. No puede tropezar más el equipo de Quique Setién, que regresa (como Junior) a un Benito Villamarín que lo recibirá, previsiblemente, como lo despidió (de uñas).
Por muy bonitos que fueran los comienzos, las historias de amor suelen recordarse por sus finales, tristes por lo general si aquéllas acabaron. Mucha presión, incluso literalmente. A ver si fútbol también.