Decimotercero en el campeonato, décimo al finalizar la pasada campaña, eliminado en la primera ronda de la Europa League tras el parón invernal...
En esta época de balances anuales, pocos harían uno positivo de un Betis que empezó el año con expectativas muy altas y que ninguna acabó como esperaba.
Sin embargo, aunque parezca contradictorio, sí debe mirarse, tanto para atrás como para adelante, con optimismo, pues pese a todo lo negativo, el equipo es hoy mejor que hace un año, está más asentado y cuenta con un plantel más valioso que entonces.
Y esa tendencia, aunque a corto plazo los resultados puedan llevar al pesimismo, a medio y largo suele significar triunfos y alegrías. El Betis tiene motivos para sonreirle al 2020.
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