Hay jugadores que deberían ser eternos y Joaquín es uno de ellos. El portuense porta el ADN de un club donde ha alcanzado la categoría de leyenda a la altura de Del Sol, Gordillo, Cardeñosa...
Pero esta renovación no es un premio a su trayectoria, ni un regalo por su compromiso. Joaquín corre con la intensidad del canterano y a su calidad le ha añadido la versatilidad que da la experiencia, el innegable poder de una genética prodigiosa y la inteligencia que sólo tienen unos pocos elegidos.
Joaquín no es sólo un estandarte del Betis, es su segundo máximo goleador esta temporada, un titular indiscutible... Y seguirá jugando hasta que él quiera o hasta que le dure una ilusión que parece no tener límites. Que a nadie le extrañe si el del 2021 no es su último contrato.