Siempre se habla de que los goleadores tienen rachas, de que no deben preocuparse cuando todo se vuelve en contra y el balón no quiere entrar, y que hay que tener paciencia y esperar que cambie el viento, pero la realidad es que cuando el gol no llega, todo delantero empieza a cuestionarse si debe cambiar algo.
No debería ser -y no parece ser- el caso de Borja Iglesias, pues su falta de gol no se debe tanto a sus errores o a una mala racha, sino a cómo juega el Betis y a que tiene a su lado a un futbolista que atraviesa su mejor momento y es al que deben buscar.
Pero es lógico que un goleador sin goles eche algo en falta. Ahí, la paciencia es su mejor arma. Y ésa, la tiene.