Desde ayer, Roman Zozulia no pertenece al Rayo Vallecano y, en teoría, le deben quedar ya pocos entrenamientos en la Ciudad Deportiva Luis del Sol. De ello se ocupan sus agentes, que negocian ya su incorporación a un equipo de alguna de las ligas en la que aún se puede fichar.
La noticia es buena para el ucraniano y mejor aún para el Betis, que no está para perder el tiempo con distracciones que no sean las de intentar que la pelota entre con más facilidad en la portería contraria, que al rival le cueste un poco más batir a Adán y que, algún día, ganar dos partidos seguidos deje de ser una utopía.
El 'caso Zozulia' distrae a los jugadores, preocupados por el mal trago que está viviendo un compañero, y a algún directivo, que debe considerar que no tiene suficiente con lo suyo, pues también ha participado en el linchamiento público al de Kiev. Al turrón.
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