El inesperado ostracismo de un coleccionista de ofertas a la espera del Betis

El inesperado ostracismo de un coleccionista de ofertas a la espera del Betis
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura
Cumplirá 21 años el próximo Día de Reyes, pero siempre ha tenido prisa por triunfar. Se saltó alguna categoría que le correspondía por edad, deslumbró con la selección española en sus categorías inferiores y llamó, claro, enseguida la atención de los 'grandes' de España y Europa. De hecho, estuvo en las instalaciones del Manchester United, decidido a llevarse a la 'perla' más fulgurante de la cantera del Real Betis, un atacante total que se hinchaba a meter goles, como falso 9 o partiendo desde los extremos, imponiendo siempre una velocidad endiablada, un cambio de ritmo imposible para los defensas y un regate de pura fantasía. Sin embargo, apostó por seguir como verdiblanco, renovando y firmando su primer contrato profesional, incluso acatando, con él, cierto blindaje.

Desde entonces, su progresión ha sido, quizás, menos meteórica, más contenida, pero constante y estable. Escaló peldaños en la 'Rojita', debutó con el primer equipo heliopolitano en Copa del Rey (hace ahora tres años, de la mano de Quique Setién) y se buscó las 'habichuelas' en la 20/21 en un histórico como la U.D. Las Palmas, demostrando con creces que tiene no ya talento, sino hechuras para jugar en la elite. Ni siquiera el Covid, del que se recuperó tarde y regular, pudo frenarle, aunque Pepe Mel apuntaba en ESTADIO que, de no ser por el virus, habría firmado unos números estratosféricos. Con todo, terminó el curso pasado con ocho goles y cuatro asistencias en 31 partidos oficiales, con casi 2.100 minutos a sus espaldas, pese a esos dos meses (más otro por lesión en el epílogo) en blanco.

Nadie dudaba de que Rober González merecía una oportunidad. Ni siquiera Manuel Pellegrini, que lo incluyó en su ingente nómina para la presente campaña. Con los 25 dorsales ocupados, el extremeño luce uno del filial, como Miranda y Rodri, pero la Primera RFEF ni la huelen ya. Un mero formalismo burocrático. Casi toda la Segunda división y varios clubes de la máxima categoría pretendían su cesión el verano pasado. Algunos, incluso algo más, pero el Betis frenó todo movimiento, confiando en que, seguramente con guarismos más modestos, sería un complemento para la vanguardia del 'Ingeniero', ya que las tres competiciones obligarían a rotar mucho.

Treinta y cinco minutos en Mallorca la primera jornada invitaban a seguir pensando así, aunque, después, sólo ha habido ostracismo para el emeritense, que sumó en otros cuatro partidos el mismo tiempo sobre el verde que en Son Moix. Participaciones residuales, con encuentros ya finiquitados, y exclusiones de las convocatorias aburrirían a cualquiera, pero no a Rober, que aprieta las dientes para demostrar, cuando le dejen, que no se equivocaron con él, que no se equivocó al apostar en verdiblanco. Pese a los rumores que hablan de una salida invernal, sigue sin noticias del club. A la espera de que instrucciones, no tira la toalla. Y eso pese a que ofertas no le faltan.

Las colecciona, incluso. De Segunda, nada menos que diez conjuntos se han interesado por su pase. En Primera, con apenas 70 minutos de bagaje, es más complicado, aunque no se trata de alternativas. Nunca fue eso. Ya en su día, cambió el 'glamour' del United por la Ciudad Deportiva Luis del Sol. Y nunca se arrepintió de aquello. Tiene tiempo de sobra por delante para demostrar lo que vale y, si debe volver a salir en busca de reconocimiento, lo hará sin complejos. Roberto González Bayón, una estrella en ciernes que únicamente pide que le dejen brillar.