Cumplirá
21 años el próximo Día de Reyes, pero siempre ha tenido
prisa por triunfar. Se saltó alguna categoría que le correspondía por edad, deslumbró con la
selección española en sus categorías inferiores y llamó, claro, enseguida la atención de los 'grandes' de
España y Europa. De hecho, estuvo en las instalaciones del
Manchester United, decidido a llevarse a la 'perla' más fulgurante de la cantera del
Real Betis, un atacante total que se hinchaba a meter goles, como falso 9 o partiendo desde los
extremos, imponiendo siempre una
velocidad endiablada, un
cambio de ritmo imposible para los defensas y un
regate de pura fantasía. Sin embargo,
apostó por seguir como verdiblanco, renovando y firmando su primer contrato profesional, incluso acatando, con él, cierto
blindaje.
Desde entonces, su
progresión ha sido, quizás, menos meteórica, más contenida, pero constante y estable. Escaló peldaños en la 'Rojita', debutó con el primer equipo heliopolitano en
Copa del Rey (hace ahora tres años, de la mano de
Quique Setién) y se buscó las 'habichuelas' en la
20/21 en un histórico como la
U.D. Las Palmas, demostrando con creces que tiene no ya talento, sino hechuras para jugar en la elite. Ni siquiera el
Covid, del que se recuperó tarde y regular, pudo frenarle, aunque
Pepe Mel apuntaba en ESTADIO que, de no ser por el virus, habría firmado unos números estratosféricos. Con todo, terminó el curso pasado con
ocho goles y cuatro asistencias en 31 partidos oficiales, con casi
2.100 minutos a sus espaldas, pese a esos dos meses (más otro por lesión en el epílogo) en blanco.
Nadie dudaba de que
Rober González merecía una oportunidad. Ni siquiera
Manuel Pellegrini, que lo incluyó en su ingente nómina para la presente campaña. Con los 25 dorsales ocupados, el extremeño luce uno del filial, como
Miranda y Rodri, pero la
Primera RFEF ni la huelen ya. Un mero
formalismo burocrático. Casi toda la Segunda división y varios clubes de la máxima categoría pretendían su cesión el verano pasado. Algunos, incluso algo más, pero el Betis
frenó todo movimiento, confiando en que, seguramente con guarismos más modestos, sería un complemento para la vanguardia del 'Ingeniero', ya que las
tres competiciones obligarían a rotar mucho.
Treinta y cinco minutos en Mallorca la primera jornada invitaban a seguir pensando así, aunque, después, sólo ha habido
ostracismo para el emeritense, que sumó en otros cuatro partidos el mismo tiempo sobre el verde que en Son Moix. Participaciones
residuales, con encuentros ya
finiquitados, y exclusiones de las
convocatorias aburrirían a cualquiera, pero no a Rober, que
aprieta las dientes para demostrar, cuando le dejen, que no se equivocaron con él, que no se equivocó al apostar en verdiblanco. Pese a los rumores que hablan de una
salida invernal, sigue
sin noticias del club. A la espera de que instrucciones, no tira la toalla. Y eso pese a que
ofertas no le faltan.
Las colecciona, incluso. De
Segunda, nada menos que
diez conjuntos se han interesado por su pase. En Primera, con apenas 70 minutos de bagaje, es más complicado, aunque no se trata de alternativas. Nunca fue eso. Ya en su día, cambió el '
glamour' del United por la
Ciudad Deportiva Luis del Sol. Y nunca se arrepintió de aquello. Tiene tiempo de sobra por delante para demostrar lo que vale y, si debe volver a salir en busca de reconocimiento, lo hará sin complejos. Roberto González Bayón, una
estrella en ciernes que únicamente pide que le dejen
brillar.