Los Juegos Olímpicos son uno de los momentos más esperados por la comunidad deportiva mundial, pues es la competencia que saca a relucir lo mejor de cada disciplina. Como en todo torneo, siempre hay candidatos fuertes para quedarse con el primer lugar de cada certamen, pero también hay sorpresas que desestabilizan el orden común de lo esperado.
Si bien hay deportistas que se destacan de manera continua en su especialidad, en los torneos también pesa la cuota de inspiración de cada uno en el momento. Por eso es que muchos atletas que no estaban en la listas de preferidos han sabido dar golpes asombrosos y derrocar a los candidatos.
Este tipo de resultados inesperados genera un gran entusiasmo en las casas de apuestas. Esto se debe a que las victorias esperables siempre pagan menos en premios que las sorpresas. Por eso es que los operadores de juego se han transformado en el reflejo de la competición en los Juegos Olímpicos.
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Asimismo, los operadores más destacados presentan una vasta cantidad de mercados, es decir, de opciones de apuesta. No solo es posible jugar a acertar el ganador de cada competencia, sino que también se pueden tener en cuenta diferentes aspectos del juego. En deportes en equipo, por ejemplo, la cantidad de tarjetas, las faltas, los goles anotados, y un largo etcétera.
Los resultados más asombrososEn lo que va de los Juegos de Tokio, ha habido varios desenlaces inesperados. Probablemente el más significativo haya sido la victoria de la austríaca
Anna Kiesenhofer en ciclismo, durante una de las primeras carreras del certamen. Austria nunca había conseguido el oro en esta disciplina, y Kiesenhofer no era, hasta el momento, un nombre de referencia en el deporte. De hecho, estaba asociada a su carrera académica, pues un cuenta con máster en Matemáticas por la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y un doctorado en Matemáticas Aplicadas por la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona (España).
Además, la gran favorita era la holandesa Annemiek van Vleuten, quien acabó la carrera pensando que había ganado. Incluso quien obtuvo el tercer puesto, la británica Lizzie Deignan, pensó que había ganado la holandesa. Así, la victoria de Anna Kiesenhofer resultó aun más espectacular y sorprendente.
Otra revelación fue la australiana Ariarne Titmus, quien se quedó con el oro en natación (400 m estilo libre) tras derrotar a la gran campeona de Río 2016, Kathleen Ledecky. Titmus le dio una medalla a Australia en una disciplina que se le había negado durante décadas.
La derrota de China en la final de tenis de mesa en dobles mixto también fue inusual. El equipo chino venía manteniendo una hegemonía tradicional en esta competencia, pero la final quedó en manos de la dupla japonesa, Jun Mizutani y Mima Ito. Fue el primer oro para Japón en esta categoría, que siempre le había sido esquiva.
No obstante, no todas las sorpresas fueron gratas para el país organizador. Su gran estrella de gimnasia artística,
Kohei Uchimura, tuvo una inesperada caída al soltarse de una barra. Para muchos es el mejor gimnasta de la historia, en especial tras el logro del oro tanto en Londres 2012 como el Río 2016. Sin embargo, esta vez no pudo sacar todo su potencial, y estaría analizando su retiro.
Otra gran candidata que se cayó rápido de la pelea fue la tenista australiana Ashleigh Barty. Número 1 del mundo, ganadora de Wimbledon hace menos de un mes, todos esperaban que llegar hasta la final. La realidad fue otra: perdió en primera rando por 6-4 y 6-3 frente a la española Sara Sorribes, 48 del ranking.
Nishiya Momiji no puede faltar en la lista de sorpresa que hicieron tambalear el mundo de las apuestas. Con solo 13 años, la japonesa logró el oro en skateboarding femenino. Tiene casi la misma edad que la buceadora estadounidense Marjorie Gestring, quien aún posee el récord de la medallista dorada más joven por su victoria en Berlín en 1936.