Quedaban cinco minutos para el final. Poco tiempo, pero suficiente para que Ocampos lograra rematar atrás un centro y crear de nuevo la incertidumbre en una defensa que sacó in extremis; o para que Asenjo interviniera de nuevo y frenara un centro del Papu Gómez.
El Sevilla tenía la obligación tras el descnaso de buscar un gol rápido que le permitiera buscar la remontada, pero lo que se encontró fue un doble mazazo. Primero, una jugada aislada en la que la conexión Gerard-Bacca funcionó a la perfección. El catalán dio un pase en profundidad sobre el colombiano, que superó a Bono en su salida y puso la pelota donde Koundé no podía llegar. Dos llegadas y dos goles. No podía haber mayor eficacia.
Si ya era difícil con el 2-0, todo se complicó aún más. Tres minutos después del segundo de Bacca, el Villarreal enlazó otra contra y Diego Carlos sólo pudo parar a Yeremi con un agarrón. Ya tenía una amarilla y se tuvo que ir a los vestuarios con toda la segunda parte por delante.
Quedaba la duda de cómo reaccionaría el Sevilla a estos dos varapalos tan seguidos. Lopetegui trató de variar el partido con un doble cambio, dando entrada a En-Nesyri y a Gudelj por De Jong y el Papu Gómez.
Pese a ello, la iniciativa era del Villarreal, que se dedicaba a mantener la posesión y a tocar para imponer su superioridad, sin sufrir en demasía.
A falta de jugadas trenzadas, como en la primera mitad, el equipo de Lopetegui oponía arrebatos de genio. Como el que Ocampos se sacó de la chistera (64'), pero su disparo se le fue ligeramente desviado.
Lo que se encontró fue la sentencia. Si antes dio el pase de gol, esta vez Gerard finiquitaba el partido con un gol de '9' tras recoger un balón de Rakitic, que se equivocó pasando atrás. El delantero catalán puso el balón ajustado al palo izquierdo de un Bono que, una vez más, no podía hacer nada para evitar el tanto. Era, además, un gol significativo que le convertía en el máximo goleador del Villarreal a lo largo de sus casi cien años de historia.
Este tercer tanto resultó definitivo, el Sevilla pareció sacar la 'bandera blanca', Lopetegui quitó a Ocampos, Rakitic y Suso y el Villarreal jugó a placer.
Para colmo, se encontró con otro regalo de su rival. Como en dos de los tres goles anteriores. Fue otra rápida contra lanzada por Bacca, en la que salió mal Bono, cedió al delantero colombiano y éste lo agradeció cerrando su 'hat-trick'. Un 4-0 muy injusto, pero lógico por lo mucho que habían concedido los nervionenses.
Tras el cuarto y con diez minutos por delante, Emery, aunque tarde, quitó a sus mejores hombres y los reservó para lo que mucho que aún tiene que jugarse en las dos próximas semanas. Sin Gerard, Parejo, Bacca... el Villarreal se centró más en cerrar el partido y llegar a la última jornada con opciones de ser sexto. En ella podría ser el juez de LaLiga en Valdebebas.