El Club Náutico de Sevilla es la cuna de grandes deportistas españoles como Jaime Canalejo, Javier Reja o Javier García. También lo es de Cayetano García de la Borbolla y Pablo Martínez, diplomas olímpicos en las olimpiadas de Tokio en piragüismo y medallistas recientemente en el Campeonato del Mundo, en el que clasificaron a España para los Juegos Olímpicos de París de 2024 en C2 500 metros. Ambos se conocieron a las orillas del Guadalquivir y fue en 2021 cuando comenzaron a competir de forma conjunta, llegando a convertirse en la pareja con más proyección del piragüismo español. En una entrevista con ESTADIO Deportivo, Tano relata las intimidades de una pareja que augura grandes éxitos para el futuro del piragüismo sevillano.
“Es de uña y carne. Su trayectoria deportiva empezó conmigo en C2. Yo tuve algunos campeonatos individuales previamente en etapa juvenil. Cuando pasé a sénior le di la mano y no nos la hemos soltado. Desde entonces estamos juntos y todo lo hemos ganado juntos”, expresó Tano al ser preguntado por su relación con Pablo. Es tal la conexión que hace unos meses, cuando Pablo Martínez nos atendió, las primeras palabras de su respuesta al ser preguntado por su compañero son un calco.
Si bien no todo es de color de rosas. Como en toda relación de pareja, entre ellos también hay discusiones. “Es cierto que hemos tenido muchos roces. Sobre todo los primeros años, cuando yo era más inestable en los entrenamientos y Pablo estaba detrás mía animándome para que siguiera para delante. Hemos tenido roces como en cualquier relación. Roces de no querer verlo en días o semanas. Nos estamos dando distancia y lo llevamos con más madurez. Ahora todo es mucho más sano”, expresa Tano.
No obstante, se trata de una relación sana donde, tal y como asegura nuestro protagonista, “ninguno es más capitán del barco que el otro. Somos los dos capitanes de nuestro barco”. Y es que Tano tiene claras las claves del éxito: “Dentro del agua tenemos mucha comunicación. Estamos aprendiendo mucho del otro y a medida que pasan los años sabemos llevarlo todo mejor. Cada vez se hace más fácil. La relación con él es fenomenal. Él es como un hermano para mí”.
Ahora sendos deportistas no habitan bajo el mismo techo. Así lo explica Tano: “Desde que ha empezado la temporada, cada uno está viviendo en una casa distinta y no estamos conviviendo las 24 horas del día. Eso nos ha hecho distanciarnos fuera del agua y hacer que conectemos más en los entrenamientos. La convivencia es perfecta, nos entendemos a la perfección”.