Pablo Martínez, sobre Tano: “Todos nuestros éxitos vienen cuando nos montamos juntos”

El atleta sevillano se deshace en elogios hacia Tano García de la Borbolla, su compañero de barco desde 2021

Iván DíazIván Díaz 4 min lectura

Solo diez años tenía Cayetano García de la Borbolla (Sevilla, 2001), cuando puso por primera vez un pie en una piragua. Lo hizo siguiendo los pasos de su padre, quien en su día llegó a ser 9º en C-1 en un Europeo. Fue él quien le introdujo en el Club Náutico de Sevilla, escuela que sirvió como punto de encuentro para Tano y Pablo. Ambos conforman la pareja con más proyección del piragüismo andaluz y España confía en ellos sus éxitos en este deporte para los Juegos Olímpicos de París de 2024. Entre palabras de admiración y reconocimiento, Pablo acepta una videollamada desde Mallorca para hablarnos, entre otras cosas, de su relación con Tano.

Al ser preguntado por su gran éxito, lo primero que utiliza Pablo es el plural en honor a la dupla que conforman en la tabla. “Nosotros en el año 2021, que fue en el que empezamos a montar juntos, conseguimos clasificarnos para ser el mejor barco de España en 1000 metros y clasificamos para Tokio. Nosotros remamos los 500 m por remar. No llevábamos preparada aquella Copa del Mundo y nos gustó, de hecho la ganamos. Después de aquella carrera me di cuenta de que teníamos que poner la carne en el asador y trabajar duro para no desperdiciar ni una gota de sudor”, confesó Pablo.

Para el mayor de esta prometedora pareja deportiva, la relación va más allá del barco. Así lo delata la sonrisa que deja en primer plano cuando es preguntado por su compañero. “Tano y yo somos uña y carne. La relación que tenemos va más allá del barco. Nosotros somos Tano y Pablo. Nuestro potencial y todos nuestros éxitos vienen cuando nos montamos juntos. Es donde tenemos la ilusión y las ganas depositadas. Partiendo de esa base, en la relación tenemos que exprimirnos y exigirnos para sacar lo mejor de cada uno. Además, tenemos la suerte de habernos criado juntos. Nuestro entorno y nuestros caminos fueron similares”.

El punto en común de ambos es el Club Náutico, entidad a la que Pablo culpó siempre de sus logros deportivos. “Aunque yo empezase más tarde, los dos empezamos en el Club Náutico con los mismos profesores y compañeros. A los 17 él empezó en el equipo nacional y se separó hacia el alto nivel. Pero siempre competimos en el club. Nuestras familias se conocen”.

Como en todas las parejas, no todo es de color de rosas. Si bien, la experiencia marca que cuando existe una buena predisposición por delante, todo es más fácil. “Es cierto que en ocasiones hay momentos complicados. Todas las relaciones personales tienen partes complejas y más cuando van de la mano de tal exigencia, pero la unión y la relación que tenemos va más allá del barco”, explica el deportista sevillano.

De cara al futuro, Pablo espera que su pareja perdure en el tiempo. Así lo reconoce al ser preguntado sobre si su vida deportiva está ligada a Tano. “Los dos tuvimos caminos separados y distintos en el inicio de nuestras carreras deportivas y al juntarnos vino el boom de aspirar a lo más alto. Personalmente, cuando yo competía sin Tano de compañero tenía otra forma de afrontarlo. Cuando empezamos a montarnos juntos, el barco empezó a tener potencial y el resultado comenzó a ser muy bueno. Él fue campeón del mundo en junior, pero cuando nos unimos marcamos un antes y un después en nuestras carreras. Ojalá que sigamos sacando este rendimiento”.