Es hoy una de las perlas de la UCAM y de la selección española de piragüismo. Un deportista joven que se lanzó al agua para competir de manera tardía en el año 2014 y que, tan solo cinco años después, en 2019, logró disputar su primera competición internacional. De un novato del tenis, a los Juegos Olímpicos de París 2024. O, al menos, para ello lo preparan en Regenera Élite, siendo un programa que persigue el rendimiento extraordinario de cada uno de sus deportistas. En este sentido, con Pablo Martínez ya parten desde una buena base debido a su ambición. Hablamos con él de los JJOO, de su felicidad y de su día a día en ESTADIO Deportivo.
-¿Cómo fue el entrenamiento?
Bien. Las condiciones comienzan a ser mejores y yo, que soy sevillano, lo agradezco. El buen tiempo me gusta, con el sol y el calor y las condiciones del agua son muy buenas.
-¿Cuál es su lugar de entrenamiento?
Entreno en Mallorca. El año pasado tuvimos un cambio radical porque los entrenadores del equipo nacional dimitieron en el mes de mayo. Sufrimos un cambio de última hora en la que era la recta final de cara al Campeonato del Mundo, aunque afortunadamente salió bien. Estamos muy contentos ahora entrenando con Kiko y el equipo con el que estamos.
-¿Qué supuso Tokio como los primeros Juegos Olímpicos de su carrera?
Fue algo inesperado. A partir de marzo empecé a creer que podíamos aspirar a eso, pero yo me incorporé al equipo en septiembre. Después de la pandemia, las clases online me dieron un poco más de tiempo libre y pude empezar a entrenar. Terminó esa primera temporada y la primera que hice en el equipo nacional fue la del año olímpico. Si bien, llegué a pasar el Covid-19 en diciembre, por lo que la temporada no pintaba a alcanzar los Juegos.
En marzo empezamos a ver como el barco firmaba buenos tiempos. Nosotros nos encontrábamos bien y teníamos ilusión, porque a lo mejor podríamos llegar a competir. Cuando nos clasificamos, fue una sensación de incredulidad. Con lo que pensaba hace tres meses, no podía creer lo que estaba sucediendo. Tuve la oportunidad de cumplir uno de los sueños de mi entorno, viviendo en la villa olímpica y disputando la experiencia olímpica. Supuso un cambio brutal, con respecto a la visión que tenía del deporte.
-¿Impresiona la experiencia olímpica?
Es una competición completamente diferente. Se reúnen todos los deportistas de élite y el mundo se para hacia allí. Eso se palpa en la villa olímpica. De hecho, nosotros estábamos allí como unos niños en el parque de atracciones.
Tuvimos la pena de que fuese durante la pandemia, ya que no había público alguno. Los mayores nos dijeron que estaba descafeinado. Aún así, la reunión y el ambiente de la competición hace que sea muy distinto.
-¿Cómo afronta la llegada de París 2024?
Al final seguimos con las mismas ganas. El cambio ha sido venir a Mallorca. Si bien, la exigencia, el nivel y las ganas son iguales o más. Nos vamos encontrando mejor, porque cada vez estamos más adaptados a la distancia. En comparación con los rivales somos jóvenes y apenas hemos entrenado. Lo único que nos queda es seguir mejorando.
Está claro que lo básico es la exigencia, las ganas y el entrenamiento diario. Luego tenemos que sacar rendimiento en las competiciones que hagan falta. Es cierto que es complicado, porque el deporte de alto nivel es muy exigente y cualquier mínimo fallo puede hacer que no cumplamos nuestro sueño. Pero nosotros no vamos a pensar en eso. Lo que vamos a pensar es en lo que hay que hacer, en seguir mejorando porque es lo que hemos hecho durante dos años y es justo lo que vamos a hacer estos dos años. El año pasado fuimos campeones del mundo. Este año dominamos cada vez mejor la distancia olímpica. Seguimos mejorando en nuestras debilidades y nos hacemos más fuertes en nuestras fortalezas.
-¿Cómo es su día a día?
Nuestro día a día es muy rutinario, como un trabajo cualquiera. Te despiertas, desayunas y lo primero que haces es entrenar. Vamos al agua, al gimnasio o a correr, según lo que toque. Después de comer, hay tres días a la semana que volvemos a entrenar por la tarde. El resto del día descansas y haces cosas de la vida. Además, yo estoy con las dos últimas asignaturas de mi carrera universitaria. Estoy matriculado en la Universidad de Baleares.
Llevo el día a día. Nosotros entramos en una rutina de nueve sesiones semanales de entrenamiento. Una rutina exigente, porque vives cansado, pero con ganas de sacar el máximo. Hay momentos en los que tienes muchas ganas de entrenar y otros en los que estás cansado o en los que el día no es lo más agradable. Ahí es cuando toca tirar de garra, compromiso y disciplina para seguir sacándolo adelante. Esto es lo que marca la diferencia al final. Con un buen día cualquiera disfrutaría del piragüismo. En un día malo es cuando hay que apretar.
-¿Es feliz con su vida?
Sí, soy feliz. Me considero un afortunado por cómo me ha ido deparando mi vida. Me he ido dando cuenta, conforme cumplía los años, de que lo importante es estar bien rodeado y disfrutar de lo que estás haciendo. Lo importante es sacar la alegría a lo que hagas.
En esta etapa, en este nuevo lugar, con un nuevo equipo, me siento muy feliz. No todos los días eres la alegría de la huerta, pero un global veo que voy consiguiendo los objetivos, voy disfrutando de lo que hago y soy capaz de sacar alegría después de un duro día. Disfruto mucho de Mallorca porque, al final, es prácticamente un paraíso. La única pena de vivir aquí es que mi familia y mis amigos están más lejos, pero con una llamada tienes la sensación de que están más cerca.
Realmente pienso que soy muy feliz haciendo lo que hago, sacando este rendimiento y buscando llegar a los objetivos que me he marcado.
-¿Algún referente deportivo a nivel global? ¿Y en el piragüismo?
No tengo ningún ídolo deportivo. De pequeño fui creciendo con Nadal porque empecé con el tenis y mi abuela estaba loca por él. Es una persona inspiradora, tanto para el deporte como para la vida en general. Cada rueda de prensa que da Nadal es una lección. Afronta cada bache gracias a su fortaleza mental. No obstante, a mí lo que me gusta de los deportistas es ver sus actitudes y cómo afrontan el día a día.
Son muchos los que me gustan ver. Yo soy muy bético y a mí me encanta Joaquín. Trabaja con alegría, cosa que no le resta seriedad o compromiso. Es una forma de ser capaz de soltar bromas o liberar tensiones cuando toca, teniendo luego esa capacidad de compromiso cuando toca o, incluso, llevar la batuta del equipo.
Luego existen otros jugadores como Pau Gasol o Iniesta, que son deportistas que dentro de su grandeza y de ese nivel tienen una gran humanidad y sencillez que es clave. Al final el deporte es una etapa pequeña y lo que queda es aprendizaje. Socialmente, tienen un gran compromiso.
-¿Algún ídolo en el piragüismo?
En el piragüismo me pasa igual. Yo intento ver a los referentes, porque en España tenemos mucha gente en la que fijarnos. David Cal es el top en la canoa. Competía de una forma brutal y se hizo con cinco medallas olímpicas a nivel individual. Luego está Sete Benavides, que fue medalla en Londres y cuarto puesto en Río. En cuanto al kayak están otros como Saúl o Paco Cubelos. En España tenemos un nivel bastante alto. Se me viene a la mente también a Teresa. Ella participó en seis Juegos Olímpicos y fue en el séptimo donde consiguió la medalla. Así pues, yo no soy una persona de tener muchos ídolos, sino de coger lo mejor de cada persona. De Tano me quedo con su garra. Él me contagia su ambición y sus ganas. Tampoco me olvido de mi hermano, ni de mis compañeros del club.