Como muchos otros niños, Elías Beltrán creció disfrutando jugando con el balón en las plazas y parques de su localidad soñando con algún día poder dedicarse plenamente a ello, sin embargo poco a poco esa idea de llegar a profesionalizarse cada vez se hizo las cercana y real.
Elías siempre ha sido un amante del fútbol 11, pero el interés para meterse de lleno en el fútbol sala llegó un poco más tarde. El tener amigos que jugaran a este deporte y que además se dedicaran un poco a ello, hizo que tuviera buenos referentes, lo que le ayudó a motivarse para formar parte de un equipo y lo que es más importante, proponerse como meta subir poco a poco de escalón hasta llegar a dedicarse profesionalmente a ello: “Bueno pues, en el fútbol sala comencé, yo jugaba a fútbol 11 y tenía unos amigos que compaginaban un poco el fútbol 11 con el fútbol sala y se dedicaban un poco más a ello y por curiosidad, cuando eres un niño quieres jugar a cualquier deporte y empecé a jugar con ellos, hasta que llegó un momento que ya dejé de jugar al fútbol 11, que sería con quince años o así y ya me puse solo con el fútbol sala y de ahí en el equipo de mi pueblo en San Juan ya empecé a ‘subir subir subir’ hasta hoy”.
La clave del éxito es la motivación, algo que Elías Beltrán tenía de sobra. Desde que dio sus primeros pasos en el fútbol sala se dio cuenta de que lo disfrutaba mucho más que el clásico fútbol 11.
Aunque al fin y al cabo para tener motivación también uno se tiene que sentir apoyado, sobre todo en aquellos momentos más difíciles o en los que uno siente que no va a poder seguir avanzando entre otros. Beltrán tuvo la suerte de encontrar esa figura en su entrenador, alguien que le empujó a empezar su carrera en este deporte y con el que puede contar hasta día de hoy: “pues la principal motivación que tuve a parte de que me gustaba mucho más que el fútbol 11 lo que era practicarlo, me divertía más, era el entrenador que teníamos en su día, que a día de hoy sigo teniendo una relación muy estrecha con él, con Víctor, Víctor Vizuete, muy conocido allí en Sevilla en el mundo del fútbol sala”.
Vizuete fue la persona que vio su potencial, alguien que apostó por él, por lo que Beltrán considera que todo lo que tiene actualmente se lo debe a él: “desde un primer momento me decía que si yo quería e iban bien las cosas, tenía posibilidad de dedicarme profesionalmente a esto. Entonces él estuvo mucho tiempo detrás mía, siempre apoyándome, cuando le tocaba reñirme me reñía, siempre me ayudaba y él fue un poco el primero que creyó en mí y a día de hoy tenía razón, y le debo mucho a él claro”.