"Hemos pensado más en cuidar la ventaja que en aumentarla", reconocía el propio
Julen Lopetegui tras el partido. Y es que todo el mundo había podido apreciar cómo su Sevilla FC daba varios pasos atrás después de ponerse por delante en el marcador ante un
Real Valladolid que no desaprovechó la invitación de su oponente para irse arriba y termina empatando el partido.
El problema es que este sábado, nunca mejor dicho, llovía sobre mojado. El técnico vasco nunca va a buscar el segundo tras hacer el primero, como aquellos
Sevilla FC de
Juande Ramos o Jorge Sampaoli. Al exselecciones nacional
le gusta ganar 1-0 o 0-1. Y eso no siempre es posible. Lo ha sido
cuando se ha puesto por delante muy al final y no ha dejado margen al contrario para empatar o remontar, pero suele perder su renta si, como ante el cuadro dirigido por Sergio González
lo hace pronto. En este caso, en el 31, de penalti.
Ppor repetido, además, se entiende que se trata de
una directriz del entrenador. Y es algo lícito.
Lo criticable es que no sea como parte de un plan para terminar de matar los partidos explotando los espacios, como hacía, por ejemplo, Unai Emery, corriendo con Bacca o Gameiro por dentro, ya que no tenía velocidad por fuera (Vitolo, Reyes o Konplyanka siempre la querían al pie). De haber sido ésa su intención, habría metido a
Oussama Idrissi o Aleix Vidal, ideales para la transición veloz, y él metió a
Joan Jordán, Nemanja Gudelj y Óscar Rodríguez para reforzar el centro; además de a
Luuk de Jong, para que ayudara en las acciones defensivas a balón parado y mandarle pelotazos. Contra el Valladolid. En casa. Con 60 minutos por delante.
Su número de contraataques: cero.
Ése dato es
una buena prueba del 'delito perpetrado' por Lopetegui, aunque los hay más gráfico. Por ejemplo, el que muestra que
el balón estuvo más tiempo en el primer tercio del campo los locales que en el de los visitantes.
Las
comparativa de las posiciones medias entre los que fueron reemplazados y los que ingresaron también resulta bastante ilustrativa.

Y, como argumento definitivo para justificar su 'condena',
los mapas de calor del Sevilla FC antes y después de la sustituciones: renuncia absoluta a buscar la portería rival. Particularmente, por la izquierda, por donde
Lucas Ocampos estaba generando peligro y habría supuesto, de no quitarlo, una importante amenaza para que el Valladolid no se pudiese ir tan alegremente al ataque.
