Realizó su clásica ronda radiofónica previa a un partido de Europa League
un Monchi tremendamente preocupado: con voz apagada, más que reflexiva; sabedor de que
él ya no puede aportar soluciones, una vez cerrado el mercado, más allá de mostrar
su apoyo máximo a un entrenador al que le puso a su disposición lo que le pidió y que demuestra, partido tras partido,
no saber qué ocurre ni cómo usar los recursos que tiene entre sus manos.
Hay
cinco motivos generales que alimentan los temores en la planta noble del Sevilla:
1. Lopetegui no atisba los problemas. La presunta falta de gol de los delanteros, en la primera parte de la temporada, y el VAR, después, han tapado las penurias de un equipo no sabe atacar, juegue quien juegue, y que ha vivido siempre
entregado a las carreras de su atleta, un Ocampos que también le está cogiendo ya asco a la temporada. "Recuperar la seguridad defensiva" es la receta única de un técnico que tuvo problemas similares en el FC Porto, donde no ganó nada, o el Real Madrid, en el que la coartada para explicar la poca pólvora que tenía su equipo fue la marcha de Cristiano Ronaldo.
2. Y no aporta soluciones. Como cuando estaban Chicharito y Dabbur aún en la plantilla,
Lopetegui tiene mucho peor ataque que delantera. Ante el Cluj, el Sevilla sólo creó peligro a través de aspectos que él no controla: una genialidad de Suso o un arrebato del equipo cuando recibe un tanto en contra. En Rumanía se esperaba un golpe en la mesa, un giro de buen entrenador, pero el vasco sólo tocó cosas para acabar haciendo exactamente lo mismo: jugar a nada, intentar no encajar y esperar a que, de la manera que sea, le caiga alguna arriba. Poco, para un club que aspita a Champions y a tocar plata.
3. Todos los jugadores, por debajo de su nivel. Hay quien culpa a los futbolistas, como si éstos no corriesen en cada partido o como si su trabajo, motivación y rendimiento no dependiese del que les manda desde la banda. Sólo los nuevos, En-Nesyri y Suso, a quienes aún no les ha llegado el veneno, son reconocibles. Y algunos, como Rony o Munir, no se sabe ni cómo están, porque el técnico se sigue empeñando en malgastar recursos y gol, en un equipo al que le falta mucho. Al portugués le sirvieron 10 minutos para ser el mejor en Rumanía.
4. La bala del mercado de enero (mal)gastada. Podría haber fichado un lateral derecho, porque ni Pozo lo era ni Navas puede jugarlo todo; un central más, pues se la está jugando con sólo tres en la plantilla; o un par delanteros, pues se fueron dos y sólo llegó uno, pero se invirtieron 20 millones de euros en En-Nesyri, cuando estaban De Tomás o Alcácer en el mercado, y el equipo ha ido a peor. Porque, volviendo al principio, el problema de este Sevilla no es de gol. Claro que no.
5. Un calendario de aúpa. La torpe eliminación en la Copa de los grandes, incluido el propio Sevilla, ha puesto aún más cara la clasificación para Europa a través de LaLiga. Tras sacar dos puntos ante Alavés y los colistas Celta y Espanyol, a los de Lopetegui se les empina el calendario: además de un Cluj que exigirá en la vuelta, Getafe, Osasuna, Atlético, el derbi... Y no es que no tenga para mimbres para salir victorioso; es que ahora mismo no da la sensación de poder ganarle a nadie. Sobre todo, si para su técnico lo de Rumanía fue "un buen partido".