No es lo mismo que te regalen algo a que hayas obtenido eso mismo gracias a tu inteligencia, destreza o pericia. Ambos están bien, desde luego, pero lo que se guisa uno mismo siempre sabe mejor.
Al Sevilla FC le pasó algo así ayer, ante un Levante UD que le puso en bandeja tanto el 1-0 como el 2-1, en dos malas entregas, aunque ambas tienen un punto de partida en común: la
presión alta y
agresiva de los de
Julen Lopetegui, asentados y ordenados también sin balón en campo rival.
Morder tras pérdida es el 'leitmotiv' de un técnico vasco al que, por ello, no le encajan
Dabbur ni
Chicharito y sí un
De Jong que comienza a mostrar lo que hacía de manera frecuente en la
Eredivisie. Es verdad que aún lleva (muy) pocos goles, pero aporta mucho sin balón y con éste, siempre que le rodeen bien los compañeros, claro. En muchos partidos ha sido un islote.
La cuestión es que
En-Nesyri casa incluso mejor con la idea, si se atiende a su verticalidad, agresividad y potencia. Como en el
Bernabéu, se sacó alguna ocasión de la manga. Y, como en el Bernabéu, le faltó puntería. Le acabarán entrando, pues suele estar donde debe. Y, si no, aparece. Atrás, algún fallo, como el de marca que propició el 1-1. Ahora bien, esos no fueron forzados por el rival; sólo despistes.