Ambos han expresado su amor por las trece barras. El de Dani Ceballos le viene prácticamente de la cuna, aunque en su pueblo refieren el sevillismo de su abuelo y de parte de su familia, así como su breve paso por la cantera del eterno rival. Sin embargo, el mediocentro no es sospechoso de 'chaqueterismo', porque ha tenido muchas oportunidades de desdecirse, de correr un tupido vela o, simplemente, de pasar, de no 'mojarse'. Y se ha zambullido gustosamente en todos los charcos habidos y por haber para dejar claro su beticismo. Ya se ha perdido la cuenta con sus guiños mientras vestía las camisetas del Real Madrid, la selección sub 21, la absoluta y el Arsenal. Y, por si alguien no pillaba las indirectas, nunca eludió las preguntas (salvo, por respeto, durante la celebración de la 14ª Champions merengue) sobre su futuro y su deseo de que se vuelva a teñir de verde y blanco.
Lo de Bellerín es más reciente, pero igual de fuerte por lo que se palpa. Su padre, seguidor acérrimo del Real Betis, como tantos hay en Cataluña (muchos, emigrantes o hijos de esa generación entera que recorrió España de cabo a rabo en busca de oportunidades), le inculcó desde pequeño una atracción por los colores de la bandera andaluza. Lo desveló Héctor durante una entrevista mientras mostraba su colección de camisetas. "Se puso a llorar cuando conoció a Gordillo", llegó a confesar el lateral derecho, que se ha ido enamorando día a día de una ciudad, de un club, de una afición y de una idiosincrasia de las que solamente tenía nociones, referencias. Pero vivirlas de cerca es otra cosa. Está tan 'pillado' que ya le ha dicho al todavía dueño de sus derechos federativos que se quiere quedar aquí, que perdonará los casi cinco millones de euros netos que le tendrían que pagar en la 22/23 y que será ya su problema cuánto se rebaja su caché para que a Haro y Catalán les cuadren las cuentas.
No es ningún secreto, pese a los desmentidos oficiales, que Bellerín impidió el retorno de Ceballos el verano pasado. Los dos hablaron largo y tendido los meses anteriores sobre la posibilidad de volver a coincidir por tercera vez en un vestuario, tras los de la selección sub 21 y los 'gunners', pero la grave lesión de Sabaly contra la Roma, unida a la negativa de Joel, Camarasa o William Carvalho (menos mal) a marcharse, dejaron el margen de maniobra heliopolitano reducido a su mínima expresión. Únicamente cabía un esfuerzo desde la planta noble del Benito Villamarín, priorizándose entonces la cobertura del costado derecho de la retaguardia. Luego, en la pasada ventana invernal, el mismo inmovilismo lo redujo todo a un pacto verbal para retomar el fichaje del utrerano este verano.
Pero ahora llegan los problemas. En ambos casos son similares: les queda un año de contrato y sus entidades no están dispuestos a liberarlos sin una contraprestación. Con el Arsenal podría salvarse seguramente mejor la cosa, aunque habrá que apurar hasta finales de agosto. Héctor, su padre y sus agentes han tranquilizado al Betis respecto a los rumores procedentes de la Serie A, con Roma, Juventus, Inter y, más recientemente, Fiorentina (que busca un sustituto para Odriozola) interesados. Es normal, con su buen final de temporada 21/22, que salgan pretendientes, alguno de los cuales ofrecerá a los londinenses una cantidad cercana a los 10 millones que desean ingresar por el catalán, pero éste lo tiene muy claro y, en la medida de sus posibilidades, bloqueará cualquier otro movimiento que no sea regresar al Villamarín, donde le espera un contrato por cuatro años, cobrando la mitad que allí, pero en un sitio donde ha vuelto a "ser feliz".
Los de Arteta deberán conformarse con ahorrarse su alta ficha si desde Heliópolis, donde deben hacer caja antes y liberar carga con jugadores que no cuentan (Loren, Dani Martín y Montoya, pues la idea de que Sabaly rivalice más con Miranda si se vende a Álex Moreno no ha cuajado), no pueden realizar siquiera una oferta a la baja. La idea es que los 'gunnerse' se ablanden conforme pasen los días y el mercado se aproxime a su 'deadline'. Algo parecido a lo que ocurre con Ceballos. Tampoco el Real Madrid está tan necesitado de ingresos como para soltarlo por presión del jugador y del Betis, pero puede necesitar la ficha. Ancelotti lo premió con minutos en la final de la Champions, pero siguen Casemiro, Modric, Kroos, Fede Valverde y Camavinga, además de venir por el camino Tchouameni. La evidencia es que no tendrá tampoco muchos más minutos el curso venidero.
Se ha publicado que el utrerano querría esperar a la pretemporada y los primeros partidos de LaLiga para decidirse, pero ESTADIO Deportivo conoce de primera mano que lo tiene ya todo más que decidido. Cree que es el momento de volver y, aunque le seduce triunfar de una vez como blanco, no es tan tonto como para perder otra temporada. Esperará sólo hasta que el Betis pueda reunir una cantidad que convenza al Madrid, que quiere recuperar los 15 kilos que invirtió, aunque en último año de contrato será complicado. Desde Italia llegan propuestas, si bien ninguna tan alta. Y el mediocentro, esta vez sí, dirá en su debido momento que sólo quiere vestir de verdiblanco. Recortaría un poco sus emolumentos si hiciera falta, que lo hará mínimamente. A Pellegrini no le vuelve loco Dani, la verdad sea dicha, pero sabe que se quedará sin uno de sus mediocentros titulares, si no sin los dos, por necesidades económicas y, en ese escenario, no se cerrará al retorno de un fichaje con valor añadido.
La única opción de que Ceballos renueve en la capital de España pasaría por la imposibilidad bética de afrontar cualquier traspaso y una cerrazón merengue. Si este bloqueo postrero no se produce, su idea es desligarse de los blancos y firmar 4-5 años con el equipo de sus amores. Así está ahora mismo todo. Lógicamente, las operaciones evolucionarán durante los próximos meses, ya que no se espera ni con el centrocampista ni con Bellerín un desenlace inmediato, aunque en La Palmera desean que todo discurra por el buen camino o que, en el peor de los casos, las dos veredas se encaucen a tiempo para que estos dos amigos se reúnan en el Betis 22/23.