Héctor Bellerín se convirtió en el broche a la planificación verdiblanca en la
21/22, a la que apenas queda un mes. El catalán pasó de oportunidad difícil a
prioridad por la grave lesión que sufrió
Sabaly durante el partido de presentación ante la
Roma de principios de agosto, sin que supusiera un problema luego la convivencia con otros dos laterales derechos. Es más, la tardía reaparición del internacional senegalés (en la reanudación del derbi de Copa ante el
Sevilla, allá por el 16 de enero) coincidió con la recaída de
Montoya, que no pudo aguantar sus molestias en el tendón de Aquiles y terminó pasando por el
quirófano, por lo que no juega desde principios de diciembre, cuando forzó ante el
Celtic después de otro mes largo de convalecencia.
Bellerín hizo un
esfuerzo importante para venir y cumplir el sueño de su
padre, que le había inoculado desde pequeño el 'veneno' verdiblanco. Su
sueldo era
inasumible (alrededor de
6 millones de euros al cambio, como capitán del
Arsenal que era), por lo que renunció a una buena parte y pidió un favor al míster de los 'gunners',
Mikel Arteta, que sólo le puso como condición que pudieran atar antes un recambio de garantías,
Tomiyasu, que arribó a Londres del
Bolonia sobre el 'deadline' estival. En principio, la idea era que el badalonés ayudase a los heliopolitanos y cumpliera su deseo, acrecentado durante lo más duro de la pandemia, de volver a estar
cerca de los suyos una década después. Sin embargo, Héctor ha "flipado" literalmente con el Betis.
En sus
entrevistas, casi todas concedidas a medios británicos, resalta que el ambiente que rodea a cada partido de la escuadra de La Palmera, ya sea en casa o a domicilio, es un
espectáculo. Tampoco esperaba, acostumbrado a la frialdad de Inglaterra, verse tan apoyado, querido y arropado por la calle. Y por las redes sociales. Encima, para colmo de bienes, ha caído de pie en un vestuario que todos definen como una gran familia.
Borja Iglesias se ha convertido en
inseparable de Bellerín, con la conquista de la
Copa del Rey como
colofón. Estos días de celebración y cierto desmadre (la ocasión lo merecía, claro) no han impedido cierta reflexión en el carrilero, que ha consultado a quien tenía que consultar y tomado una
decisión importante sobre su futuro.
De esta forma, como avanza el conocida periodista de 'The Mirror'
Colin Millar, el catalán quiere
prolongar su vinculación con el Betis. Y así se lo habría comunicado ya a los dos clubes, empezando por un Arsenal con el que tiene
un año más de contrato. En el mejor de los escenarios, se hablaba de un
traspaso de bajo coste, aunque los medios londinenses hablaron de unos
10 kilos como tarifa para la salida del zaguero, cuyo valor estimado en el mercado dobla esa cifra. Con casi
2.500 minutos a sus espaldas, más del doble que Sabaly y el triple que Montoya (que sería, a priori, el que
sobraría de la ecuación si sigue su paisano, pese a estar vinculado hasta
2024), Bellerín desea formar parte de este club ambicioso que repetirá en Europa, sin renunciar a subir el último escalón hacia la
Champions, y volverá a aspirar a todo. Está dispuesto a hacer otro esfuerzo en el plano monetario, ajustando sus emolumentos y, según algunas fuentes,
renunciando a ciertas cantidades que le corresponden si los 'gunners' le liberan.