Levante UD 2-4 Real Betis: ¡Un huracán pasó por Valencia!

De cuatro en cuatro, el Betis más goleador que se recuerda volvió a sumar un triunfo a domicilio gracias a su enorme pegada, pero también a las facilidades de un Levante muy frágil atrás, que lo confió todo al intercambio de golpes y, como es lógico ante el potencial de su rival, salió perdedor. Liderado por Fekir, autor de un doblete, y con goles de William y Edgar, los pupilos de Pellegrini asientan su plaza de Champions.

 

De entrada, el técnico chileno hizo cinco cambios con respecto al equipo que ganó en Vallecas. Algunos obligados, como el sustituto de Guido, y otros para dar descanso a determinados jugadores. Sorprendió, tal vez, la presencia de Edgar adelantado antes que Guardado, aunque también es cierto que al mexicano lo ha usado más este año como compañero del argentino y no como único mediocentro defensivo y que Edgar se encuentra en un gran momento, como demostró en Anoera jugando en esa posición. Y también el hecho de que no hubiera rotaciones arriba, como sí hubo de forma continua en el arranque de la temporada.

 

El Levante, por su parte, sufrió en el calentamiento una baja de última hora, por la que se tuvo que retirar Clerc y entrar el sevillano Son, que tenía que cambiar de banda a la izquierda.

 

El Betis salió con las ideas muy claras, las de no sufrir como lo habían hecho el resto de equipos con duelos coperos intersemanales. Y, primero, con Borja en una contra; y, luego, con Fekir en una jugada personal, el cuadro verdiblanco metió en problemas a su rival.

 

No obstante, el Levante trataba de llevar el peso del partido, sabedor de que no podía darle abiertamente el balón a su rival si no quería sufrir y que cada vez que reculara se encontraría con una alta presión en la salida del balón.

 

Poco a poco empezó a imponerse la lógica y el Betis comenzó a acaparar el balón mientras su rival esperaba agazapado en su campo. Pero incluso teniendo juntas las líneas, este Levante defiende mal y algunos de los marcadores precedentes así lo demuestran.

 

Fekir se aprovechó de ello para, a los 14 minutos, acelerar desde el centro del campo, plantarse en el área y lanzar con la fortuna de que el balón golpeó en Vezo y engañó a Cárdenas. El Betis se ponía por delante casi sin esfuerzo.

 

El conjunto granota trató de raccionar y, a los 18 minutos, enlazó la primera contra obra de De Frutos, que acabó en un lanzamiento que Rui Silva atrapó sin problemas.

 

Más tuvo que trabajar el meta portugués para desviar, en el 22', la falta al borde del área lanzada por Morales. Fueron momentos de aprieto para el Betis ante un Levante que, por insistencia, se había ido a por el empate, a la desesperada.

 

Sin embargo, como dice el refrán, a perro flaco todos son pulgas. En una jugada a balón parado llegó el 0-2. Fue un córner que remató Pezzella, con bastante comodidad, el balón dio en el palo y Edgar cazó el rechace para ampliar la ventaja verdiblanca.

 

Aunque el Levante trató de levantarse con una clara ocasión que, entre Melero -que se topó con Rui Silva- y De Frutos erraron, el que se mostraba más firme era un Betis que, con espacios, tenía el partido donde quería.

 

Los levantinos no se rendían, pero buscaban un intercambio de golpes que, con el Betis, suele ser letal. Al menos le valió para frenar el desastre y llegar con vida a la segunda mitad, porque William se encargó de casi sentenciar con tiro cómodo desde la frontal, pero Dani Gómez respondió segundos después para llevar el partido al descanso con sólo dos goles de desventaja.

 

El gol de Dani Gómez había dado ciertas esperanzas a su equipo. Ilusiones que se vieron reforzadas después de que el madrileño repitiera en la primera jugada de la segunda mitad tras aprovechar un rechace de Rui Silva.

 

Parecía que el Betis se había dormido en los laureles con el 0-3 y que sería difícil recuperar la tensión, pero cuando tienes 'magos' en tu equipo todo es más fácil.

 

Dos minutos después (49'), Fekir se encargaba de asumir su doblete particular con un lanzamiento de falta que, tras golpear en el palo, se metía en la portería de Cárdenas. Todo estaba como dos minutos antes.

 

El Betis no aprendía y ni siquiera los dos goles consecutivos del Levante le hacían levantar el pie del acelerador y dormir el partido. O, más bien, no sabe hacerlo. Es un equipo que busca la portería contraria sin complejos. Fruto de ello y de que los granotas ya iban a la desesperada se intensificó el intercambio de golpes y las llegadas de un área a otra. Rui Silva rechazó un centro letal en el 59', Cárdenas evitó el quinto, de Borja Iglesias en el 64' o de Fekir un minuto después... El partido no tenía tregua.

 

Pellegrini trató, si no de cambiar un partido en el que su equipo era mejor, sí al menos evitar una locura en la que tenía poco que ganar y más que perder. Así, realizó un triple cambio dando entrada a Willian José, Lainez y Guardado. Mientras Alessio ponía todas sus fichas sobre la mesa con la entrada de Soldado por un central.

 

Apenas le duraría su apuesta ocho minutos. El ex de Granada o Valencia hizo una entrada por detrás a la altura de la rodilla de William Carvalho y veía la roja. Si el Levante tenía pocas opciones, casi las había tirado por completo. Quedaba un cuarto de hora, pero ni le quedaban cambios -justo antes había realizado los dos últimos- ni casi fuerzas. Sólo fe.

 

Ni por esas se confió un Pellegrini que dio entrada a Aitor Ruibal por William para tratar de matar el duelo en los muchos espacios que su rival dejaba atrás. El portugués se marchaba entre los aplausos de los muchos béticos desplazados al estadio levantinista.

 

La jugada pudo salirle perfecta al técnico chileno porque Ruibal pudo cerrar el encuentro en el 84' si hubiera culminado una contra en la que se había quedado solo ante el meta rival.

 

Lejos de los esperado en un partido en el que el Betis era tan superior, los diez últimos minutos fueron muy intensos. El Levante, exhausto y en inferioridad, seguía empeñado en, al menos, agotar sus opciones y aún tuvo la última con el tiempo casi cumplido. Tampoco habría hecho justicia. La superioridad bética había sido evidente.