"El vestuario es difícil en cualquier club. No comparto que con más figuras sea más difícil. Tanto en el Manchester City como en el Real Madrid nunca tuve problemas de vestuario. Lo mismo en River, San Lorenzo, Betis... Tuve mucha colaboración de los jugadores. La conducción grupal es la correcta", explica Manuel Pellegrini en la entrevista concedida por vía telemática a ESPN Argentina, donde el entrenador verdiblanco pone, como de costumbre, las cosas en su sitio, con la verdad por delante y sin alardes ni lamentaciones. Eso sí, por primera vez saca pecho de lo que está consiguiendo en Heliópolis, aunque cabría interpretar sus palabras más como una asunción de la presión y la responsabilidad: su carrera exige más que la historia de la entidad.
"Después del Real Madrid, donde con 96 puntos no pudimos ser campeones, tuve un vacío en mi carrera y me decidí por el Málaga. Iba último y lo tomé por el desafío de llevarlo a alturas mayores. Me habría encantado seguir en el Real Madrid, pero el Málaga me lo compensó humanamente por el cariño de la gente y por lo que el club logró. El Betis es otro desafío. Llegar a un club complicado económicamente, con sus aspiraciones, pero se sabía que era irreal. Empezamos a trabajar, el grupo se fue encontrando con una idea que le gustó y llegamos a Europa, que no era una aspiración del club, sino una obligación mía porque, salvo en el West Ham, siempre pude llegar a las Copas (zonas dela tabla con derecho a jugar competición continental). Ahora, estamos en una segunda etapa, peleando por la Copa del Rey y la UEFA Europa League, y en una posición de Champions (terceros), que quizás no es la realidad desde lo económico, pero sí en lo deportivo", resumía el 'Ingeniero', orgulloso de lo conseguido hasta la fecha.
Lógicamente, cada vez que habla con compañeros suramericano sale el tema de la 'Roja', porque extraña que nunca haya estado entre los candidatos a dirigir a su combinado nacional. De nuevo, Pellegrini habló con cordura y cariño a la vez: "Siempre estoy muy pendiente de lo que ocurre en mi país y, por supuesto, con la selección. Lamentablemente, ha tenido una eliminatoria medio irregular, donde tuvo un repunte importante, pero, después de la derrota en casa con Ecuador, se perdieron tres puntos importantes. Todavía queda esperanza; le falta jugar con Bolivia en la altura, con Brasil y con Uruguay. En el fútbol, mientras las matemáticas calcen, hay que seguir luchando hasta el final. Para mí sería un orgullo dirigir a Chile en un proceso eliminatorio de desarrollo del fútbol chileno. Clasificarme para un Mundial sería lo que me faltaría en mi carrera. Por distintos motivos, el trabajo de la selección no es el que más me motiva. Se trabaja poco en cancha y el rol es más administrativo. A mí me gusta la cancha; por eso, he privilegiado el trabajo en clubes importantes del fútbol europeo. Si alguna vez se cruzan los caminos, con una directiva en la que se pueda confiar y no tenga interés en seguir con clubes, sería un honor y terminaría mi carrera de la mejor manera".
Porque tiene claro el preparador bético que "esta generación de la selección chilena no se repite todos los días. Claudio Bravo, Arturo Vidal, Alexis Sánchez... Han jugado en los clubes más importantes del mundo. Este tipo de jugadores, junto a algunos otros, no es fácil de conseguir", pero insiste en que, si alguna vez vuelve a Chile, "será para hacer un trabajo general, en el que se pueda aspirar a sacar una buena generación de jugadores de fútbol. Ojalá pueda salir una generación parecida". Y, puestos a comparar, también tiene clara su predilección por una de las cinco grandes Ligas de las dos en las que ha trabajado: "En España se juega técnicamente mejor, con un fútbol muy atractivo. Pero creo que todo técnico debe aspirar a llegar a la liga inglesa".
Y pone nombres propios a su extensa carrera: "Tuve la fortuna de dirigir a Sergio Agüero. Es muy simple, una persona sencilla. Lo que mejor sabe es hacer goles. Me dolió muchísimo cuando me enteré de su enfermedad. Le quedaban varios años de carrera. Pero creo que, con lo que consiguió, está plenamente orgulloso. Trabajamos tres años con él y nunca tuve problemas con él. La figura cumbre que dirigí fue Cristiano Ronaldo, pero podría nombrar otras 25 figuras que me tocó la fortuna dirigir. Sería muy injusto con muchos otros. Viví años inolvidables en Argentina, ganando una Copa internacional con San Lorenzo. Luego pasar a un club como River... Estuve 10 años en Chile (Universidad Católica, Universidad de Chile, Palestino, O'Higgins), tuve la oportunidad de ir a Liga Deportiva de Ecuador y, un día, volviendo de Quito, me encontré con Fernando Miele (presidente de San Lorenzo) y me mostró interés. Terminé mi contrato, se contactaron conmigo y llegué a San Lorenzo. En ese momento no me conocían mucho. A mí los desafíos siempre me han gustado muchísimo".