Muchos dudan de que el presidente de la
UEFA, Aleksander
Ceferin, se atreva al final a castigar a los tres insurgentes que siguen en sus trece de no bajarse del barco de la
Superliga europea, un mastodóntico
proyecto del que se fueron cayendo, primero, los seis clubes ingleses, a los que siguieron dos de los italianos y el Atlético de Madrid.
Real Madrid, Barcelona y Juventus resisten en su pulso a la máxima autoridad del fútbol continental, que anunció
sanciones económicas y exclusiones de participación en sus competiciones para los
rebeldes.
Aunque no se ha aclarado este asunto, todo hace indicar que, en caso de no participar en la
Champions League, correría el turno en cada país para beneficiar a los clubes mejor clasificados inmediatamente por debajo, con lo que Real Betis y Real Sociedad serían los grandes beneficiados, pasando de la
Europa League a la UCL (junto a
Sevilla FC, Atlético y Villarreal), disputando la UEL
el Celta y el Granada, mientras que la
Conference League seguiría desierta, pues el séptimo, el cuadro castellonense, se ganó su plaza en el torneo mayor al ganar la final de la Europa League al United. En Italia, la plaza de la Juve sería para el quinto, el
Nápoles, mientras que la
Roma relevaría a éste en la segunda competición.
Varios medios y voces autorizadas, como el propio Javier
Tebas (presidente de LaLiga y miembro del comité ejecutivo de la UEFA), anunciaban duros castigos para los instigadores de la
escisión, aunque la respuesta por parte de diferentes
tribunales españoles y del Viejo Continente desaconsejan la vía judicial, que alargaría el proceso. Por esta razón, son mayoría ya los que abogan por una solución
intermedia, que permitiría a Ceferin cortar por la calle de enmedio sin dejar de dar una lección a Madrid, Barça y Juventus. Un medio de toda solvencia como 'Il Corriere dello Sport' fija en
diez días el plazo para que haya una decisión, que pasaría por no invitar a los tres insurgentes, que no serían inscritos en la Champions League por, al menos, una temporada.