Uno de ellos ha podido
despedirse sobre el terreno de juego, mientras que el otro presenció el encuentro desde el
banquillo (posiblemente, por un
pacto de caballeros con
Pellegrini, que anunció que no lo relegaría pese a irse a un rival directo, pues una lesión frustraría ese giro). Ambos asistieron, en cualquier caso, a su último encuentro con el Betis en casa, por lo que dedicaron un rato al final, ya con todos en vestuarios, para desvincularse como Dios manda del Benito Villamarín. Un estadio que ha sido la casa de
Mandi durante un lustro, el doble que para un
Emerson que también ha vivido aquí su explosión en el fútbol español. Ahora, afrontarán una
nueva etapa en destinos diferentes, si bien no está del todo claro que no puedan reencontrarse en verano.
Y es que Aïssa se ha comprometido por cuatro temporadas con el
Villarreal, mientras que Royal irá al
Barça, pero con tantas opciones de quedarse en la caza azulgrana como de marcharse traspasado si la oferta es interesante.
Y los amarillos, según parece, están dispuestos a poner al menos 22 kilos sobre la mesa para firmar al brasileño, una de las sensaciones de la temporada sin duda. La
operación dejaría una interesante
plusvalía en Heliópolis, donde se invirtió seis millones de euros (a plazos) por él y, como poco, recuperarán esa cantidad y ganarán tres millones, puede que mucho más si se consuma el traspaso.
Mandi y Emerson departieron un buen rato en el
centro del campo, tumbados en el césped verdiblanco, para acabar marchándose visiblemente emocionados, ocasión que aprovecharon para decir adiós y abrazar, incluso, a algún
empleado del club. Han sido cinco años y dos años y medio, respectivamente, muy
fructíferos para sus respectivas carreras, que continuarán seguramente como
rivales el próximo curso del Betis.