Toni Doblas conoce como pocos, dentro del cuerpo técnico del
Betis, la idiosincrasia del conjunto de las trece barras. Criado en su
cantera, triunfó en el primer equipo, pero también sufrió algunos de los peores momentos de la historia reciente del club.
Ahora, en calidad de preparador de los porteros del primer equipo, labor que comenzó a realizar de forma interina al final de la pasada temporada y que ha continuado haciendo ésta ya con
Pellegrini en el banquillo, vive con intensidad cada segundo, aprovechando la oportunidad que se le ha brindado y trata de transmitir tanto a los tres porteros del primer equipo,
Joel, Bravo y Dani Martín, como a los canteranos con los que suele trabajar, ese veneno que, según él, debe correrle por las venas a todo bético.
Un veneno que le lleva a saltar como un resorte del banquillo, por ejemplo, cuando
Fekir marca el 0-1 ante el Villarreal, o como cuando
Joel le saca una mano prodigiosa a Gerard para evitar el empate en
La Cerámica. Captado por las cámaras de televisión en ese momento de euforia, el de
Bellavista quiso explicar en sus redes sociales los motivos de su explosión incontrolable de alegría.
"Difícil contener las emociones cuando llevas el gen competitivo dentro, mucho más si su color es verdiblanco", explicaba en su perfil, un mensaje que aprovechaba para felicitar a sus jugadores y pedirle que siguieran "honrando las trece barras".