El fútbol, como la vida, también da segundas oportunidades. Hay veces que confiar en tu pareja de baile no sirve de mucho y, simplemente, se alarga la agonía. Una pérdida de tiempo irrecuperable. Pero hay otras en que la paciencia y la persistencia dan sus frutos. Con el
Betis y
Pellegrini ha ocurrido esto último.
Haro y Catalán no suelen pecar de impulsivos a la primera crisis, precisamente, aunque el fatídico mes de noviembre, con tres derrotas después del triunfo contra el
Elche, pusieron seriamente en entredicho al chileno. Su experiencia, trayectoria y carácter jugaron a favor, como las ataduras monetarias heredadas de la crisis del coronavirus, una mezcla que llegó felizmente a ebullición con el cambio de año. Justo cuando las bajas diezmaron al equipo y tocó reinventarse.
El entrenador supo remover la coctelera y variar los ingredientes exactos para que el combinado resultase sabroso y digestivo, para que entrase por los ojos tanto como por la boca. Había juventud, garra, ganas y calidad en una perfecta posología, agitada pero no revuelta., a detener la sangría defensiva sin perder esa alegría finalizadora, peligrosamente ligada al estado de gracia de
Canales, aunque digna de celebrar mientras dure. Como insistía el ex del
City, la clave estaba en elevar los rendimientos personales, una tecla que, por sí sola, reactivaría los automatismos tan trabajados en pretemporada y que brotaron en el arranque de curso. Y, con ellos, volvería también la confianza.
Y se han sumado a la causa varios a los que se daba por perdidos, como
Joel, clave en cuatro intervenciones notables frente a Sporting (en Copa) y Celta;
Víctor Ruiz, definitivamente otro desde que deslumbrara en la resta en Huesca;
Lainez, desatado a partir de ser el mejor en el derbi; y, sobre todo,
Fekir, a quien se le caen las asistencias mientras recupera el olfato. Nunca se marchó
Guido, tranquilo al comprobar el paso al frente de
Paul, ni lo hizo del todo
Emerson. Encima,
Miranda ha aprovechado la oportunidad, como
Ruibal, Loren o Rodri cuando les toca, generando este nuevo once de gala, matizado únicamente por las ausencias obligadas y que difiere un mundo del de septiembre.
Un fondo de armario que a lo mejor ni el propio Pellegrini pensaba tener.No ha parado de sonreír este nuevo Betis en 2021, que arrancó con una mueca intermedia ante el eterno rival, quizás por la sensación de que se escapó vivo. Pero la línea estaba marcada y ya sólo han llegado triunfos, trabajados pero solventes, que han devuelto a los verdiblancos a las puertas del selecto club al que opositan este último lustro. Entraron una vez y la aporrearon otra, si bien su hábitat reciente no ha sido, desgraciadamente, siquiera la antesala. Estos imberbes, con todo, vuelven a ser invitados a la ceremonia de graduación.
Veremos si se convierte en fiesta o se quedan compuestos y sin novia, ya que el primer baile demostró que la cierta soltura ante los modestos se erigía en torpeza contra los favoritos. En estos pulsos de verdad, se jugó bonito, que no bien. Fuegos de artificio sin pólvora, a la postre.
Llega ahora en San Sebastián una prueba de madurez. O, mejor dicho, de sinceridad. Debe exhibir el
Betis su compromiso con el objetivo, enseñar sus cartas y mostrar que va de verdad. Lo tiene delante. A tiro de piedra. Un golpe en la mesa urgente que certifique la consistencia de su crecimiento, la fortaleza de su espíritu. Como defiende el gurú
Canales, volverán las derrotas, pero no deben regresar las humillaciones, los brazos bajados, las desconexiones. Porque no van a pasar trenes continuamente. Ahora, en enero y febrero, las estaciones están abarrotadas y hay que afanarse en subir al vagón correcto. En ello están los heliopolitanos,
condenados a un doble enfrentamiento con la Real Sociedad, rival impredecible e inconstante, lo cual lo hace todavía más peligroso.
Al menos,
Silva no se apunta a esta cita. Su 'masterclass' en el Villamarín preocupaba más que consolaba su baja forma.
Imanol tendrá que dosificar a los suyos, pues, aparte del sancionado
Aihen Muñoz, ha de prescindir de
Willian José (para no estropear su cesión con opción de compra a los Wolves) antes de tener a
Carlos Fernández. Encima,
Januzaj e
Isak llegan justitos. En el Betis, mejora un poco el panorama de hace medio mes, aunque
Pellegrini ha preferido no volver a forzar a Guido Rodríguez, que se une en la enfermería a
Aitor Ruibal, Bartra, Camarasa, Bravo y Dani Martín. Al menos,
William Carvalho se encuentra ya recuperado, como
Joaquín, Tello, Guardado y Montoya. Solamente necesitan ritmo y hueco, ya que no sería lógico que desbancaran a otros que lo están haciendo bien.
Joel repetirá bajo palos, lo mismo que
Emerson y Miranda en los laterales, y
Mandi y Víctor Ruiz por dentro. El getafense ha de mantener el nivel de las dos últimas contiendas y sus compañeros de retaguardia, recuperar el de las anteriores, aunque consuela que sólo hayan recibido tres goles en los cinco partidos oficiales desde Año Nuevo. Las dudas radican en la medular, pues se antoja pertinente que
Loren, protagonista de un trabajo tan oscuro como ingrato, vuelva a ser la referencia en punta.
Canales, Lainez y Fekir son fijos, si bien podrían conformar el terceto de mediapuntas, retornando el cántabro a su posición natural para suplir a
Ruibal, o permanecer éste en el doble pivote, junto a
Paul o Guardado. De pasar lo segundo,
Rodri, Tello o Joaquín tendrían opciones de entrar, quedándose el marfileño o el 'Principito' fuera, ya que es pronto a priori para
Carvalho. Los 'viejos rockeros' nunca mueren y tienen ganas de fiesta, es cierto, pero los jóvenes han copado la pista por merecimientos propios. De su convivencia hasta el final dependerá que haya festejo o lamentaciones.
ALINEACIONES PROBABLES:
Real Sociedad: Álex Remiro; Gorosabel, Zubeldia, Le Normand, Monreal; Guevara, Guridi, Mikel Merino; Portu, Oyarzabal e Isak
Real Betis: Joel; Emerson, Mandi, Víctor Ruiz, Miranda; Paul, Guardado; Lainez, Canales, Fekir; y Loren
Árbitro: Soto Grado (castellano-manchego)
Estadio: Anoeta
Hora y TV: Sábado, 18:30 h (M+LaLiga)