El
13 de diciembre de 2010 nació el que muchos denominaron '
Betis libre', todavía con un sinfín de guerras judiciales que afrontar, pero ya sin rastro de Manuel Ruiz de
Lopera y sus socios en el poder, con el inefable Luis
Oliver incluido. Y eso que aquella histórica
junta general de accionistas resistió hasta tres amenazas de impugnación, con presiones a la cabeza más visible y activa de la administración concursal,
Antonio Jesús González, que acabarían costándole su puesto de trabajo en un conocido bufete. Pero ni los intentos desde El Fontanal, con Jaime
Rodríguez-Sacristán como último exponente a comienzos de la propia asamblea, frustraron un giro de timón que terminó con
Rafael Gordillo Vázquez como presidente de la entidad.
Una
década se cumple de aquel día para el recuerdo. Aunque el 'Vendaval del Polígono' solamente aguantó hasta el verano siguiente, cuando
Miguel Guillén le relevó al frente del club, supuso el comienzo de una era de cambios ya irreversibles, que prosiguieron con el convenio con los acreedores para dar por finalizado oficialmente el concurso propiamente dicho y, en
2017, un acuerdo con Lopera y Oliver para que vendieran al club el paquete mayoritario, que se puso a disposición de los béticos en un tramo barato y otro caro. Un trato auspiciado por 'Ahora, Betis, Ahora', con dos jóvenes empresarios, Ángel
Haro y José Miguel López
Catalán, que se enfrentan estos días a la nueva oposición.
El villaverdero y el hispalense se hicieron con el bastón de mando el
23 de septiembre de 2015 y, más de un lustro después, habrán de defenderse del asalto que capitanean sus otrora compañeros de aventura
Rafael Salas, Lorenzo Serra Ferrer y Joaquín Caro Ledesma, con la familia
Galera como principal apoyo. Una década de pocos éxitos deportivos (dos ascensos a Primera, sendas participaciones europeas y una semifinal de Copa, pero también un descenso con la peor puntuación que se recuerda en Heliópolis) que, con la
pandemia como coartada, ha derivado en una crisis más económica, incluso, que deportiva.