El mediocentro argentino del Betis Guido Rodríguez ya no sufre como cuando llegó en el pasado mercado de invierno, el oxígeno le llega con holgura y suficiencia, ha cogido el mando del centro del campo verdiblanco y, de manera sorda y estajanovista, se ha erigido en el faro que marca el equilibrio en el equipo que dirige el chileno Manuel Pellegrini.
En la aún incipiente andadura de Pellegrini en el Betis, con tres victorias en pretemporada ante Cádiz (1-0), Almería (2-0) y Granada (3-2) y la de ayer en el estreno liguero ante el Alavés (0-1), la aportación de Guido Rodríguez ha sido fundamental para lograr la ansiada solvencia en defensa, parcela por la que se desangró la pasada temporada el proyecto verdiblanco.
Aunque se antoja prematuro sacar conclusiones, la andadura del técnico santiaguino en el banquillo bético se sustenta, además de en la presión en todas las zonas del campo, en la presencia del mediocentro de Saenz Peña en un doble pivote por delante de una defensa de cuatro, bien con el mexicano Andrés Guardado o, como ayer en Mendizorroza, con el portugués William Carvalho.
Cubriendo campo a destajo, yendo al corte, haciendo coberturas, el juego del nueve veces internacional argentino es de los que agradecen los que están a su lado y, desde que llegó procedente del América de México, de una importancia creciente y derivada de la confianza que ha adquirido en su juego el mediocentro.
Prueba de ella, fue el zapatazo que el de Caseros se sacó a la media hora del partido y que se estrelló cerca de la escuadra derecha de la portería de Fernando Pacheco: le pegó con el alma y sin carrera ni espacio por delante, prueba de que sabe darle y es consciente de cómo le pega cuando tiene confianza.
Y cuando la tiene, resulta evidente a ojos de todos. Tanto es así, que el argentino ha barrido en la #EncuestaHelvetiaED en la que el portal de ESTADIO Deportivo preguntaba al beticismo quién había sido el mejor en la victoria en Mendizorroza. Guido acumula un 67 por ciento de los votos; seguido de Claudio Bravo, único debutante verdiblanco, con un 16%; de Sergio Canales, que también se topó con la madera, con un 11%; y de Cristian Tello, autor del gol del triunfo, con un 6%.
Cuando Guido Rodríguez, de 26 años, llegó en el pasado mercado de invierno, salió en muchas fotos de desajustes, todos propios de una adaptación al fútbol europeo que, aunque le costó, no le resultó un reto insuperable, ya que paulatinamente fue cogiendo ritmo, posiciones y jerarquía en el juego bético.
En esos primeros compases en el fútbol español, al mediocentro se le vio sufrir mucho, entre otras causas apuntadas por él mismo en esos días, por la velocidad a la que se juega en Europa, lo mucho que corre la pelota en campos regados y la rapidez con la que se sale al contragolpe cuando se roba el balón en el centro del campo.
Llegado como solución a los problemas defensivos de la media del conjunto entonces entrenado por Joan Francesc Ferrer 'Rubi', el centrocampista argentino se asentó en la titularidad con Alexis Trujillo, con quien creció en confianza, posicionamiento en el campo y ritmo de juego en los partidos que jugó el Betis después del parón por la pandemia.
'Presencia, contención y distribución en el centro del campo' fueron las cualidades que el Betis destacó en la llegada de Guido Rodríguez, cuya aportación al juego colectivo bético fue en Mendizorroza tan decisiva como la actuación del portero chileno Claudio Bravo o del autor del gol, el extremo Cristian Tello, especializado en tantos agónicos que han dado al Betis muchos puntos.
Guido Rodríguez, quien ha firmado por el Betis hasta junio de 2024, se formó en las divisiones inferiores de River Plate, con cuyo primer equipo jugó una quincena de partidos antes de militar cedido en el Defensa y Justicia de su país antes de irse en 2016 a México, donde ha pertenecido al Tijuana durante una temporada y al América desde junio de 2017.