Joan Francesc Ferrer Sicilia tiene, visto lo visto,
más vidas que un gato. Lleva en la cuerda floja desde el otoño pasado, pero, para bien o para mal, no ha perdido el 'feeling' con una buena parte del vestuario, que le ha salvado hasta en cuatro ocasiones de una destitución prácticamente segura. Ocurrió con el gol sobre la bocina de
Fekir ante el Celta, la falta a la escuadra igualmente postrera de
Canales contra el Valencia o la cabalgada con premio de
Tello frente al Real Madrid. Este lunes, después del fiasco (
de juego, actitud y resultado) en el
derbi, el 0-1 de Carlos Fernández a la media hora condenaba definitivamente al de Vilasar de Mar, si bien de nuevo Sergio y Cristian, entre el minuto 85 y el 88, dieron la vuelta al marcador para rescatar al 'Ave Fénix' del Maresme.
Soldado, en el alargue, devolvió la mueca de disgusto a Heliópolis y ennegreció los nubarrones que se cernían sobre el banquillo verdiblanco.
Una derrota ante el
Granada habría mandado a la calle a Rubi, como las otras veces, pero el empate lo coloca en agua de nadie. Lo primero es ya fútbol-ficción, aunque lo cierto es que,
pese a la ratificación con la boca pequeña de Alexis en los medios oficiales, el ex de Espanyol, Huesca o Levante
ha agotado todo su crédito. De las propias palabras del ejecutivo canario se infiere que su continuidad en la 20/21 está descartada, como avanzó ESTADIO Deportivo, aunque
resta saber quién comandará la nave bética. Ninguno de los que llegaron al casting final estaba dispuesto a hacerse con las riendas en lo que queda de 19/20, por lo que, si la situación se torna aún más insostenible de lo que ya es, Haro y Catalán
apostarán por una solución de la casa, con todas las miradas en Marcos Álvarez, Juan Merino y el propio Alexis Trujillo.
Pero muchos béticos se preguntan por qué no está ya en la calle Rubi, habida cuenta de que ha tenido
suficientes oportunidades para contradecir a quienes mantienen que este proyecto le venía grande desde el principio. Los arbitrajes, los
vicios heredados de Setién, el infortunio y otras muchas razones ha esgrimido el míster para justificar el bajo rendimiento del equipo, si bien en su debe queda que ha habido otras muchas veces en que, como tras el 2-0 en el Sánchez-Pizjuán, no puso paños calientes y lanzó un mensaje a navegantes en pos de obtener mayor compromiso y esfuerzo por parte de los suyos.
El caso es que el
factor económico sigue pesando mucho en la decisión de la
comisión deportiva heliopolitana, que se reunió de urgencia en la madrugada del lunes al martes y pulsó la opinión del propio Rubi, en busca de un guiño que les hiciera llegar a un acuerdo para separar sus caminos, igual que ocurriera con Setién, por agotamiento o responsabilidad. Una
salida menos onerosa para el club que la actual, ya que, sin la coartada de la caída a puestos de descenso durante varias jornadas seguidas o la despedida matemática de Europa, habría que indemnizar al entrenador con la totalidad de su contrato (hasta 2022, a razón de
1,5 millones de euros netos por campaña, más otro kilo repartido entre sus ayudantes).
Entiende Ferrer Sicilia que ya ha hecho un esfuerzo recortándose los emolumentos para dar ejemplo al plantel y evitar un
ERTE. Además, transmitió a sus superiores que se encuentra con ganas, animado y convencido de que se puede sacar esta situación adelante y
pelear hasta el final por la séptima plaza, en realidad virtualmente imposible. Como hizo en rueda de prensa, el preparador esgrimió una posesión descomunal (82%) que no tuvo premio por el repliegue descarado del rival, la falta de puntería, la creación de oportunidades sin recompensa y el hecho de que muchos de sus oponentes aún deben medirse contra Barça y Madrid. Una forma
elegante de decir que no dimitirá.
El sondeo a sus representantes, de la agencia
Bahía Internacional, tampoco generó indicios de un posible
acuerdo para rescindir en mejores términos de los recogidos en el contrato que se redactara hace casi un año, por lo que la plana mayor del Betis ha hecho cuentas y decidido que, en esta tesitura, lo mejor es ganar tiempo. Tras la visita del sábado a San Mamés,
habrá un margen mayor (cinco días completos y tres horas desde el final del choque ante el Athletic y el siguiente en casa contra el Espanyol) para maniobrar. Un ultimátum en diferido que se fundamenta, especialmente, en el plano económico, ya que esta época es muy
delicada para los excesos monetarios.
No tiene nada que ver, por tanto, la continuidad de Rubi con un
debate interno en la planta noble del Benito Villamarín sobre su valía o su crédito. No cuenta ya con adeptos el catalán, que ha asumido su destino, aunque defenderá lo suyo, obviamente, y tirará de orgullo para despedirse en julio y no antes de tiempo, a ser posible con mejor imagen que la vigente. Mientras, Haro, Catalán, Alexis y Martínez Feria tirarán de la habitual ingenería financiera para
encajar el finiquito del míster en el presupuesto del presente ejercicio o pasarlo al siguiente, según convenga, tratando de conseguir el mejor acuerdo posible para las arcas béticas.