Mucho deben cambiar las cosas para que
Rubi se siente en el banquillo del Betis la próxima temporada. Incluso, hay quien tampoco se atreve a asegurar que el catalán vaya a acabar esta irregular y convulsa temporada, marcada más allá de su ecuador por la pausa de casi tres meses provocada por el
coronavirus de Wuhan. Con todo, hay que reconocer que a Joan Francesc Ferrer Sicilia le sienta bien el disfraz de '
Ave Fénix', por cuanto ha superado no menos de tres ultimátums tácitos o explícitos, con victorias redentoras ante
Celta, Valencia y Real Madrid, esta última justo antes del Estado de Alarma.
Ocurre que al ex del Espanyol parecen habérsele
agotado las vidas o las balas con la derrota del pasado jueves ante el Sevilla. Y, especialmente, por la imagen mostrada por el equipo verdiblanco,
sin físico y sin frescura mental, un nivel en gran parte achacable al cuerpo técnico, por no saber detectar quiénes estaban mejor y/o por no ser capaz de extraer un rendimiento mayor del colectivo, que anduvo
sin 'plan B' en Nervión. Son muchas jornadas reviviendo esa sensación de que el proyecto le queda grande, de que no ha podido gestionar convenientemente una de las mejores plantillas de la historia del club y de que
la sombra de Setién sigue siendo muy alargada.
Las quinielas están, ahora mismo,
muy en contra de Rubi, que habría conservado su cargo
si el Betis hubiera competido y sumado en el Pizjuán, amén de si se hubiera rondado
el objetivo europeo hasta el final. La crisis que se avecina aconseja
reducir las inversiones y las apuestas, por lo que, más por demérito del contexto que por méritos propios (que los tiene: trabajo, actitud, flexibilidad, cordialidad, diálogo), la permanencia del de Vilasar de Mar se antojaba la solución más fácil. Pasada la campaña de transición, cabría esperar un paso al frente en la 20/21, para la que se está pidiendo su consejo y opinión, un
indicio que muchos interpretaron como la renovación del crédito.
No es así. La comisión deportiva ha tenido la
deferencia de contar con el que, a día de hoy, es su entrenador, pero ya antes del parón la secretaría técnica recibió órdenes de
reactivar contactos, sondeos y consultas con la 'short list' de posibles alternativas, con tres nombres por encima del resto en la lista de preferencias:
Javi Gracia. Marcelino y Pellegrini. Tras el fiasco del pasado jueves, los mandamases han encargado a
Alexis, que dejó meridianamente clara la opinión que impera en la planta noble, que afinara la búsqueda de un sustituto para el ex de Huesca y Levante.
ESTADIO Deportivo ya informó de que el navarro, otrora responsable del Málaga, Rubin Kazan o Watford,
era el míster que generaba más consenso en la Avenida de La Palmera. Se había pulsado su disponibilidad, así como sus exigencias en materia económica y deportiva. Una coincidencia entre la terna de futuribles reside en que ninguno estaba dispuesto a, como se suele decir coloquialmente, comerse el marrón de desembarcar en el banquillo en lo que resta de 19/20. Todos exigen un proyecto de cero, a su medida, para que se les pueda exigir.
El
aspecto monetario, al tratarse Gracia, Marcelino y Pellegrini de técnicos de prestigio, era y es un problema. Casi tanto como la
competencia existente por hacerse con sus servicios, pues se trata de tres de los preparadores en paro más interesantes, especialmente para un equipo de LaLiga, por la experiencia aquí, el conocimiento del idioma y el
bagaje en vestuarios complicados, de elite. No es que el del Betis presente problemas de actitud o comportamiento, pero sí entienden Haro y Catalán que vendría bien
un timonel con carácter y las ideas claras. Importa menos el perfil, pues
no se parecen demasiado en cuanto a sus preferencias tácticas o de estilo.
Quizás el que propugne un juego más opuesto a lo que impera en Heliópolis desde hace tres años es Marcelino. Pero, por otra parte,
es una apuesta que atrae en verdiblanco. Y, por lo que ha podido saber ED,
el sentimiento es mutuo. Muchos recordarán el plantón del asturiano a Lopera o, mejor dicho, la huida del empresario de El Fontanal cuando el después entrenador sevillista pidió una revolución en la plantilla para aceptar el reto. Ahora, pasaría algo parecido, pues hay pocos jugadores que se puedan acoplar a priori al ideario de García Toral. Pese a ello, con todos lo matices del mundo,
estaría dispuesto a venir con ciertas condiciones.
Bien es cierto que Marcelino ha estado
en la mira de varios conjuntos importantes de Europa, empezando por el Milan. En un primer momento, el de Careñes pidió a la mayoría tiempo para responder. Le agradaba el interés de todos, aunque le apetecía dar un salto al extranjero, comandar un proyecto de Champions o UEL, ambicioso, tras su grata experiencia en Valencia y su pésimo adiós, una vez conquistada la Copa del Rey y clasificado el equipo para Champions. Pero el paso de las semanas le ha ido cerrando algunas puertas. Además, el Betis siempre ha sido una espinita clavada para él. Por su
trascendencia, su
repercusión, su
masa social y por ese
crecimiento al que sólo le ha faltado
continuidad.
El Betis y Marcelino, por decirlo gráficamente,
se gustan, pero, de momento,
se miran desde la distancia. Con ciertos guiños, pero nada relevante. No han dado pasos ninguno hacia el otro. Eso no quiere decir que no se estén
tendiendo lazos y puentes que, de confirmarse la dinámica actual, se terminen recorriendo. E, incluso, el asturiano cuenta con un valor añadido muy apreciado en el Villamarín: su amistad y su sintonía con dos de sus colaboradores más directos en Mestalla. Así, el ex director general che,
Mateu Alemany, sintió como una traición su destitución y siempre se opuso, siguiendo el mismo camino poco después. Por otra parte,
Pablo Longoria, que acabó ejerciendo como director deportivo en el Valencia, era la tercera pata del banco.
De Alemany convencen muchas cosas, pero aquí ya están ejerciendo sus funciones
Ramón Alarcón (en la rama de Negocio) y
Federico Martínez Feria (director general corporativo y miembro de la comisión deportiva). De haber ejercido alguna vez en una secretaría técnica, sería el refuerzo ideal para un organigrama todavía en fase de adaptación y con importantes carencias desde la marcha de
Serra Ferrer. Precisamente, su buen rollo con el de Sa Pobla (limaron sus diferencias hace una década) sería un factor en su contra, aparte del caché.
Quizás el pack que más convencería sería
Marcelino-Longoria. No van juntos, que conste, aunque se llevan muy bien y se entienden perfectamente a la hora de detectar perfiles de futbolistas y contratarlos. Pablo se distanció un poco del trío cuando despidieron al asturiano, aunque su 'feeling' es tal que, incluso, se les relacionó para desembarcar de la mano en el Milan. Longoria (33), un prometedor 'scout' formado en el
Newcastle y especializado en principio en la cantera, ha ido escalando hasta pasar por clubes como
Recreativo, Sassuolo, Juventus o Valencia. El ovetense aspira a ser director deportivo, a comandar un proyecto importante. Puede que fuera difícil encajarlo en un 'staff' con
Alexis Trujillo, Ángel Luis Catalina y Jesús Sánchez. Que no estuviera por debajo de ellos, pero tampoco por encima. La directiva pretende evitar cualquier recelo, pero, tras el
adiós de Serra y Tino Luis Cabrera, se necesitan nuevas ideas. Y las de Longoria son muy bien vistas. Un pack que podría decantar la balanza hacia Marcelino, aunque Javi Gracia sigue siendo una vía de mucho consenso y aceptación en Heliópolis.