Lo que en principio parecía
un acuerdo fácil e inminente, por el buen entendimiento y la predisposición de las partes, ha pasado a ser una negociación más compleja, que no apunta a resolverse de manera inmediata. Y es que, cuando el
Betis presentó a
Edgar una propuesta de renovación unas semanas antes del parón las perspectivas eran totalmente diferentes a las actuales. Sí que es cierto que la oferta
mejoraba su ficha y le vinculaba a la entidad heliopolitana hasta 2025, elevando su cláusula de rescisión, pero los agentes del jugador entendieron que los términos se alejaban de lo que merece
el central canterano reconvertido a pivote por Rubi, por lo que, según apunta
ABC, las conversaciones siguen abiertas, pero todavía lejos de un acuerdo.
Las partes dialogan sobre posibles fórmulas para mejorar los términos del contrato, pero lo cierto es que
el panorama actual marcado por la crisis provocada por el coronavirus condiciona económicamente (no sólo) a los verdiblancos, que tendrán que adaptar su presupuesto a las nuevas circunstancias.
Con todo, nada parace que vaya a poner en riesgo la negociación, ya que todas las partes se muestras partidarias de alcanzar un acuerdo en las próximas conversaciones. En el club valoran muy positivamente la proyección del jugador, que se ha afianzado en el primer equipo en los últimos meses de la mano del técnico catalán.
A sus 23 años, Edgar promocionó con los mayores por las lesiones de
William Carvalho y Javi García, convenciendo por su rendimiento, madurez y capacidad de adaptación a una posición, como la del pivote, en la que asegura que no había jugado antes. Esta polivalencia le convierte en el comodín perfecto para Rubi, uno de los principales valedores del jugador catalán.
Hasta el parón, Edgar había jugado
siete partidos de Liga y tres de Copa, con un notable rendimiento, unos números que seguramente aumentarán en las 11 jornadas que restan por disputarse.