Si el encuentro de la primera vuelta en
Anoeta supuso un punto de inflexión, tocando suelo el
Betis de Rubi en lo que a sus prestaciones se refiere pese a adelantarse en el marcador, el de ayer en el
Benito Villamarín puede considerarse lo opuesto. De la sima a la cima ante el mismo rival, una Real Sociedad que sucumbió con todas las de la ley, en gran parte por la lección táctica de Joan Francesc Ferrer a Imanol
Alguacil. Se la devolvió el del Maresme, ordenando una presión alta, escalonada pero muy persistente, que ahogó a los donostiarras, intérpretes en su feudo de una táctica similar para obrar aquel 3-1.
No habían encajado de córner hasta ahora los easonenses, si bien la voracidad de un
Borja Iglesias necesitado de alegrías sirvió para abrir el marcador. Pero la brillante primera mitad del
Betis pedía a gritos más distancia en el electrónico. Las buenas vigilancias por dentro, en especial de un inspiradísimo
Guardado, 'secaron' a Odegaard y
Mikel Merino, al tiempo que las transiciones, con buenas aperturas a las bandas, hacían daño por parte heliopolitana. Joaquín avisó antes de que el buen achique del ‘Panda’ y de Emerson a Guevara propiciara el error que desembocó en el 2-0.
La segunda parte fue un ejercicio de lectura rápida por parte del técnico anfitrión, que dispuso pronto un doble pivote, con Edgar y el debutante
Guido Rodríguez, para que los espacios se redujeran. Nadie bajó los brazos, minimizando riesgos y dando lugar a que las contras se sucedieran. En la última de ellas,
Canales volvió a ‘mojar’ ante su ex equipo.