Adrián
Embarba (27) es, seguramente, el nombre propio de la actual temporada en
Segunda división, categoría que se queda muy pequeña para las prestaciones del atacante madrileño, que totaliza siete goles (tres de ellos, desde el punto de penalti) y once asistencias en 24 partidos. Nada nuevo bajo el sol, ya que el veloz extremo lleva tres campañas 'a full': cinco dianas y seis pases decisivos en la 18/19 (en Primera); ocho y trece, respectivamente, en la 17/18; y siete y cuatro, en la 16/17. Suficiente 'ruido' para llamar la atención de clubes más importantes y pudientes que el
Rayo Vallecano. Como la
Sampdoria, que apretó hasta el cierre del mercado estival para hacerse con los servicios del zurdo. Y el
Espanyol, que puso cinco kilos sobre la mesa de
Martín Presa.
Con fama de duro negociador, el excéntrico rector franjirrojo se ha remitido siempre a la cláusula de su capitán, cifrada en diez millones de euros desde que renovara en 2018. Incluso, ahora, cuando los madrileños andan lejos aún de la zona de 'play off' de ascenso a la elite y Embarba se acerca a su último año de contrato, pues su actual vinculación expira el 30 de junio de 2021. Al Espanyol, tras el no bético por
Tello y del
Athletic por
Ibai Gómez, le urge potenciar las bandas de su ataque, por lo que habría aumentado su oferta a nueve kilos, aceptando, incluso, llegar a la decena, pero negociando el pago aplazado para no comprometer su límite salarial. El Rayo, por boca de
Paco Jémez, ha vuelto a remitirse a la cantidad que fijan los documentos para su libertad, con la tranquilidad de que el rendimiento del futbolista no se ha visto afectado por los rumores de una salida.
Y, en ese turbulento contexto, aparece el
Betis, que ya preguntó en verano por
Embarba pero que no estaba dispuesto a alcanzar las cifras que se manejaban en la operación. Además, bastante tenían
Haro,
Catalán y
Alexis con pelear con los rayistas por
Álex Moreno, prioridad entonces para rematar un carril zurdo que ya contaba con
Pedraza, pero sólo con el cordobés, tras el traspaso de
Junior al
Barcelona. Con los deberes hechos en menos de medio mes, los heliopolitanos afrontan la segunda mitad de la ventana invernal con tranquilidad, aunque, como ya advirtió el presidente, atento a cualquier oportunidad de mercado.
La primera, de muchas esperan en la Avenida de La Palmera, sería Embarba. No tanto por el precio, pues
10 millones es mucho para un futbolista de 27 años, si bien se trata de un perfil que no abunda en la plantilla que adiestra Rubi. Tello, inmerso en una 'operación salida' con la que no acaba de estar del todo conforme, y
Lainez son los únicos extremos puros de un equipo que, bien es cierto, ha apostado más por los carrileros que por los centrocampistas de banda, aunque, con los fichajes de
Aleñá y, sobre todo,
Guido Rodríguez, podría regresar al 1-4-3-3 o al
1-4-1-4-1 puro, por lo que no estaría de más contar por desequilibrio por fuera.
Desde Madrid interpretan la vuelta del Betis al escenario del interés por Adri Embarba como una forma de desestabilizar al Rayo en vísperas del cruce de ambos equipos en la eliminatoria (a partido único) de dieciseisavos de final de la
Copa del Rey (el próximo jueves, a las 21:00 horas, en Vallecas), por lo que una hipotética negociación esperaría a que pasara ese envite. Sin embargo, en Heliópolis están atentos a lo que ocurra con el atacante madrileño, por el que aprieta el Espanyol.
En principio, Tello no saldría ahora cedido, sino solamente traspasado, por lo que, más allá del ahorro de su alta ficha, los verdiblancos no ingresarían un montante suficiente para ir a por Embarba. Sin embargo, el Celta trabaja para convencer al de Sabadell, incluyendo en la operación una obligación de compra, en caso de permanencia celeste en Primera, por valor de su cláusula (12 kilos). Unas condiciones interesantes para el Betis, habida cuenta de que Rubi está apostando por Lainez antes que por el ex culé. Si el Tottenham, como parece, aprovecha la 'oferta' y compra a
Lo Celso ahora y no en junio, para ahorrarse ocho millones, se produciría el marco perfecto para dejar ir a Tello y llevarse a su sustituto perfecto, otro estilete especialista a balón parado y con hambre de gloria.