La salida en tromba del Betis, encontrando el 0-1 cuando todavía ni siquiera habían roto a sudar los jugadores, mandaba
al traste cualquier planteamiento inicial de un Athletic Club que, si bien llegaba aquejado por las bajas, sobre todo en ataque, se desestabilizó a nivel defensivo a las primeras de cambio.
La intensidad del conjunto bético les desarmó con, quizás, demasiada facilidad. El Betis, sin Fekir pero con un
Joaquín a pierna cambiada inspiradísimo, supo amortizar los huecos que dejaban los laterales del Athletic a sus espaldas. Por ahí campó a sus anchas el portuense, con una velocidad impropia y una efectividad total.
Con un control absoluto del centro del campo, donde Canales y Guardado se entendieron a la perfección -el primero robaba y el segundo daba salida con velocidad-, los verdiblancos llegaban al ecuador de la primera mitad con una renta que parecía insalvable. Ni siquiera el penalti trasnformado por
Williams antes del descanso, por
unas manos infantiles de Álex Moreno, amenazaba la tranquilidad de un equipo maduro que ha crecido mucho en el último mes y medio y que, cuando le tocó sufrir, lo hizo con solvencia.
Tuvo que hacerlo el cuadro heliopolitano
tras el gol de Yuri Berchiche. Una desaplicación defensiva, un nuevo desajuste a balón parado, metió a los ‘leones’ en el encuentro a quince minutos del final, un tiempo en el que el Betis se agarró los machos, Rubi acertó sacando a
Javi García y Kaptoum para intentar recuperar el control en la zona ancha e incluso a punto estuvo de sentenciar a la contra, pero U
nai Simón se estiró para evitar el póquer de Joaquín.