Una vez cerrado el mercado estival, las filtraciones desde la planta noble del
Benito Villamarín y desde varias agencias de representación depararon diferentes nombres de centrocampistas que habían estado sobre la mesa de Haro, Catalán y Alexis en las postrimerías de agosto y los albores de septiembre.
Emre Can (sin sitio para Sarri en la Juventus), Leandro
Paredes (destinado a un rol secundario en el PSG con Tuchel) y
Carles
Aleñá (eterna promesa culé) fueron los más destacados, pese a que cuentan con un perfil diferente y a que el Betis también pujó por pivotes de un escalón menor, como Santiago
Ascacíbar (Stuttgart) o Santi
Comesaña (Rayo Vallecano).
Más interior y mediapunta que ese medio de cierre que tanto necesitan los verdiblancos para equilibrar su plantilla, el de
Mataró es uno de los futbolistas más adelantados de su generación, pero, a sus 21 años, sigue sin dar ese paso al frente que sí materializaron antes otros como Sergi Roberto. Aleñá, a quien colgaron (seguramente, muy a su pesar, por lo que significa eso de maldición indirecta) el sambenito de relevo de Iniesta, no ha conseguido hacerse un sitio con Ernesto
Valverde, ni en una sala de máquinas en la que
Busquets, Arthur y De Jong tienen ventaja sobre Arturo
Vidal,
Rakitic y él mismo, ni arriba, ya con el tridente formado por
Messi, Luis Suárez y Griezmann a tope, más
Dembélé esperando su oportunidad.
Por todo lo anterior, el canterano azulgrana y el
Barcelona habrían pactado su marcha en la próxima ventana de transferencias, según avanza el diario 'Sport', aunque con determinadas condiciones: se trataría de una cesión solamente hasta el
30 de junio de 2020 y sin opción de compra, ya que la entidad catalana no quiere deshacerse de una 'perla' que llevan puliendo en
La Masía desde hace casi tres lustros, pues entró a formar parte con siete años de los prebenjamines. En enero, le tocará cambiar de aires, pero no se irá muy lejos.
Ahora, las dos partes entienden que otro semestre sin jugar puede ser pernicioso, por lo que se abren a la posibilidad de lo que en Italia denominan 'prestito seco'. El Betis y otros clubes de Primera división, como
Getafe, Granada o Celta, se han interesado de nuevo por albergar en sus filas a Carles Aleñá, un fino mediocampista que puede adaptarse a un fútbol más de toque y posesión, pero también a otro más directo, ya que es un futbolista rápido, especialmente con el balón pegado a la bota, destacando también en la estrategia y en la definición, merced a unas notables capacidades técnicas y a un gran regate, combinado con cambios de ritmo eléctricos.
Falta que los pretendientes se pongan de acuerdo con el Barça y el jugador, asumiendo las exigencias monetarias y temporales impuestas desde el Camp Nou. Otra de las claves es que sea un club de
LaLiga, pues la promesa azulgrana ha recibido propuestas del extranjero, si bien tanto él como su entidad entienden que debe foguearse en España para facilitar su adaptación y que juegue muchos minutos, con el fin de que vuelva con ritmo y con la presión propia de quien se juega otros objetivos distintos, como la permanencia o la lucha por
Europa.
En las próximas semanas debe resolverse el futuro de Aleñá, con el Betis en una de las posiciones preferentes para hacerse con sus servicios. De seguir
Rubi, que propone un fútbol vistoso, más cercano al que está acostumbrado a practicar su paisano, sería un punto a favor de los heliopolitanos, teniendo en cuenta que ambos se conocen del paso del míster ex perico por la disciplina culé. Además, sus localidades natales (Vilasar de Mar y Mataró) distan apenas 8 kilómetros, perteneciendo ambas a la comarca del
Maresme.