El central marroquí del Betis Zou Feddal no lo ha tenido nunca fácil y se le nota en la pasión e inteligencia que desarrolla en el campo como genuino representante de las esencias del fútbol de siempre por encima de alardes tácticos y teorías poéticas, casi metafísicas, desplegadas por nuevos bardos de este deporte.
Zouahir Feddal, tetuaní de 29 años, no es amigo de los paños calientes ni de tópicos como procede en alguien a quien nadie le ha regalado nada y que, como trotamundos del fútbol desde los campos de tierra, tiene dones derivados de un manual de supervivencia que no sale en los de los cursos de entrenadores.
La intuición de la jugada, la anticipación, la colocación y, sobre todo el 'carbón' durante noventa minutos que parecen siempre los últimos, son algunos de los rasgos de este zaguero muy alejado de los estereotipos, sin tatuajes y con cara de no querer hacer amigos porque el fútbol ha sido siempre algo muy serio para quien llegó a España desde su Marruecos natal cuando tenía tres años.
Zou Feddal fue anoche el autor del gol del empate bético ante el Espanyol (1-1), en el que mostró cómo un central sube en el minuto 94 con oxígeno para colocarse, ver un pase medido de Giovani Lo Celso y empalarlo con una impecable volea en la que, además, iba toda la rabia contenida en un partido de pitos de la afición.
Ahí salió también el más genuino Feddal al afirmar que "el que no acepte que le piten no puede estar en Primera" y que el enfado de la afición lo comprende por el esfuerzo hecho por el club y por las expectativas defraudadas al no lograr la clasificación europea tras la eliminación en dieciseisavos de Liga Europa ante el Rennes francés y en semifinales de la Copa del Rey frente al Valencia.
"En el fútbol tienes que estar en las buenas y en las malas. El club ha hecho un gran esfuerzo para esta temporada y la afición nos pide que hagamos más cosas", afirmó el zaguero tetuaní en un tono descarnado muy lejos de lo que se estila en las manifestaciones pospartido para salir del paso.
Y es que Feddal tiene el fondo tirando a hondura y la fortaleza mental del trotamundos del fútbol que, desde que debutó en 2008 en el Vilajuiga de Gerona, ha jugado en el Terrasa, San Roque de Lepe, Teruel, Espanyol B, el FUS Rabat de su país, el Parma, Palermo y Siena italianos; y Levante y Alavés antes de recalar en 2017 en el Betis, con el que firmó por cuatro temporadas.
El central tampoco lo ha tenido fácil en el club bético, ya que después de hacerse con un puesto de titular desde el principio, una grave lesión en un tendón de Aquiles frenó en febrero de 2018 su progresión y truncó su presencia con Marruecos en el Mundial de Rusia.
El calvario de Feddal hasta que reapareció en el verano de 2018 se ha prolongado, en parte, durante esta temporada, en la que Quique Setién ha optado por otros centrales como Marc Bartra, el argelino Aïssa Mandi y el brasileño Sidnei Rechel.
Ello ha hecho que el zaguero haya jugado 1.899 minutos en 26 partidos y, aunque tarde y en la recta final de la temporada, ha sacado a relucir la casta de un central a la antigua y, sin alardes demagógicos, con más conceptos de fútbol moderno que muchos que ni se enfadan por no despeinarse.
Nunca se ha tapado, como cuando se pronunció en contra del VAR "porque le quita ese gustillo al fútbol" que "tiene que mantenerse como ha estado toda la vida" o cuando, entre otras cosas, dijo que 'una rueda de prensa para los árbitros después de cada partido para analizar su trabajo estaría muy bien'.