"Verlo en los entrenamientos entre sus compañeros jóvenes
era como ver un videojuego en la Play Station", llegaron a decir de él en Bélgica ante su fulgurante irrupción. Y, efectivamente, en sus primeros partidos
en el Betis parecía que Charly Musonda (22) hacía cosas imposibles, como si lo estuviesen manejando con un joystick. Pero, de súbito, cayó. Y ha seguido cayendo y cayendo, hasta ahora.
Dejó de aparecer por el césped del Benito Villamarín cuando
Víctor Sánchez del Amo, quien jugaba sin extremos, se hizo cargo del equipo verdiblanco y el club, que pagaba un dineral por su préstamo y que tenía que pagar mucho más si el belga no jugaba,
decidió devolverle al Chelsea en enero de 2017,
rompiendo así su segunda cesión.
Ahora ha hecho lo propio el Vitesse, un 'club satélite' del Chelsea al que los 'Blues' mandaron a Musonda casi a la desesperada, tras haber pasado por el
Celtic de Glasgow sin pena ni gloria. El extremo llegó en agosto a la Eredivisie y este miércoles se ha confirmado que
se vuelve a Londres sin haber disputado ni un solo minuto oficial con el equipo de Arnhem.
La culpa la ha tenido
una lesión de rodilla que le impedirá pisar el césped hasta finales del presente mes, cuando la liga holandesa ya estaría prácticamente consumida, por lo que ambos clubes han decidido que lo mejor es que Musonda, cada vez más lejos de lo que prometía, se recupere en 'casa'.