La disciplina no hace a ningún jugador de fútbol. Solamente mejora a los que ya eran jugadores antes de disciplinarse, como decía
Dante Panzeri. Porque
el talentoso nace. En el fútbol de hoy día, no obstante, incluso el más hábil con el balón necesita esforzarse para manterse en la elite. De hecho, se quedan muchos que no destacan apenas técnicamente y desaparecen de súbito muchos de los virtuosos.
Jesé Rodríguez y Hatem Ben Arfa han estado a punto de hacerlo. Antes de recalar en el Betis y el Rennes, respectivamente, han estado unos dos años sin rascar bola. El canario, eclipsado por Cristiano, se marchó al París Saint-Germain en 2016 a cambio de
25 millones de euros y allí llegó el franco-tunecino el mismo verano, tras salirse en el
OGC Niza, a las órdenes de Claude Puel: hizo
18 goles y regaló siete asistencias, pero, sobre todo,
dio mucho espectáculo.
Monchi lo tuvo convencido para que fichase por el Sevilla, hasta que apareció el poderosísimo PSG. Allí, como Jesé y Krychowiak, se encontró con Emery, un amante de la disciplina al que el talento no le sirve si no se pone al servicio del equipo. Tras dos temporadas casi en blanco,
Ben Arfa se fue al paro, por segunda vez (antes de llegar al Niza pasó seis meses sin equipo). Ya casi nadie confiaba en él, como tampoco eran muchos los que se atrevían a hacerlo en Jesé.
Rennes y Betis, sin embargo, entendieron que
adquirir jugadores con problemas personales a un precio bajo suele salir bastante rentable, si les ayudas a abandonarlos. Así lo demostraron ya
Clough y Taylor en el mítico Nottingham Forest campeón de finales de los ochenta, o
Monchi en el Sevilla, con
Luis Fabiano o Banega, a quienes no habría podido firmar en condiciones normales.
Ben Arfa aterrizó ya en septiembre y, tras costarle coger la forma y convencer al anterior entrenador,
comienza a parecerse al de antes y a ser capaz de decidir un partido mediante una de sus genialidades. En la media punta se siente protagonista y se esmera por participar. Suma siete tantos y tres asistencias en 1.988 minutos.
Jesé, como dijo Marcos Álvarez, también
"tiene características de jugador top".
Tras tocar fondo, quiere relanzar su carrera y no cree que haya un sitio mejor para hacerlo que un Betis alegre, entrenado por un Setién que le conoce a las mil maravillas. De momento, se le ha visto poco, pero bueno.
Este jueves se reecontrarán en el Villamarín, ya volviendo a sentirse futbolistas, ya
pudiendo, como antaño, resolver partidos. Y hasta eliminatorias...