El
guardameta del
Real Betis Pau López salió ayer del
RCDE Stadium con un
sabor agridulce. El sabor de haber conseguido unos
tres puntos muy importantes para su actual equipo, pero dentro de un
ambiente algo enrarecido.
Y es que el portero bético volvía a la que fue
su casa durante nueve años.
Canterano del Espanyol, hace ya tres años que consiguió el sueño de muchos niños pericos:
debutar en Primera División con la camiseta blanquiazul. Sin embargo, la situación se complicó ya desde la temporada pasada cuando decidió
no renovar. Por ello, era de esperar que no fuera del todo bien recibido debido a las formas de su salida, pero el arquero no esperaba un
recibimiento tan hostil. Pitado cuando su nombre sonó por megafonía, la cosa no quedó ahí. Cada vez que entraba en contacto con el esférico, el público le dedicaba de nuevo una
sonora pitada, la cual se incrementó en el segundo y tercer gol bético junto a algún que otro
cántico insultante. Ante tal situación y después de prácticamente los noventa minutos de partido soportando alusiones hacia su persona del calibre de
"Pau, muérete", el '13' verdiblanco se giró para celebrar el último tanto y así
responder al sector de la grada que le había estado increpando. Una pequeña
'venganza futbolística' para el catalán.
Desde que abandonó la disciplina del Espanyol, Pau López no ha tenido ninguna
palabra en contra de su ex equipo. Él siempre ha explicado que lo que buscaba era tener
continuidad y en la portería perica con la
competencia de un
experimentado Diego López iba a ser complicado. Por ello, el portero puso rumbo a Sevilla donde se ha convertido en un
fijo para Quique Setién.
14 son los encuentros que lleva disputados en el
campeonato doméstico, dejando la
portería a cero en 6 ocasiones. Además, a pesar de alternar el sitio con su compañero
Joel, Pau ha sido también el
guardameta titular en las grandes citas europeas como los dos decisivos partidos ante el
AC Milan.