La percusión bética por banda, sin correspondencia en goles

La percusión bética por banda, sin correspondencia en goles
Junior llega constantemente a la línea de fondo. - Á. P.
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 3 min lectura
El Betis de Setién se ha caracterizado hasta ahora por su elevado porcentaje de posesión y por su habitual presencia en el campo contrario, lo que le permite asentarse relativamente cerca del área contraria. Sin embargo, esta situación privilegiada no se ha traducido en lluvia de goles, a veces por la ausencia de profundidad o la falta de acierto de cara a portería, déficit que, eso sí, defenestró en el Camp Nou con una exhibición de pegada favorecida por los espacios concedidos por un Barça que asume riesgos a su espalda. Este realidad del cuadro verdiblanco, que se produce cuando los equipos se le repliegan, lo que le ocurre en la mayoría de partidos, encuentra respaldo en estadísticas como la que sitúa al Betis como el segundo equipo de LaLiga que menos aprovecha los centros laterales.

No en vano, el Betis precisa un total de 110 pases desde los costados para marcar un gol, sólo por detrás del Leganés, con cerca de 120 para ver puerta. Es el reflejo de que los heliopolitanos percuten mucho pero resuelven poco en el remate, reduciendo el efecto de las continuas subidas de Junior o Tello, que se presentan con cierta facilidad en la línea de fondo, pero cuyos centros no suelen terminar en nada, ya sea por la precisión del servicio o la ausencia de rematadores. Su efectividad en este aspecto dista un abismo de la de equipos como Celta, el Alavés o el Barcelona, muy finos a la hora de transformar este tipo de acciones. Los vigueses anotan un tanto cada 25 centros, 85 menos que los béticos; los vitorianos, dos más; y los azulgranas, 29. Una diferencia que luego se percibe en el bagaje golador, mejorado por los de Setién en los dos últimos choque ligueros, pero aún muy por debajo del clubes como el celeste, con diez tantos más, debido a que rentabilizan mucho más esta faceta.

Setién conoce esta deficiencia y trabaja para subsanarla, sabedor de que se antoja clave para romper los muros de los rivales encerrados y convertir las habituales cabalgadas por banda en un filón.