La prioridad absoluta del
Betis en esta recta final del mercado veraniego sigue siendo
Rafinha Alcántara, hasta el punto de que la planificación quedará supeditada a lo que ocurra con el talentoso centrocampista nacido en Sao Paulo.
Y es que, dependiendo del gasto que suponga reclutar al '12' azulgrana, se acometerá o no la llegada de, al menos, un lateral polivalente. Por esa razón, en la planta noble del
Benito Villamarín no quieren dilatar más allá del fin de semana la operación del mediocentro creativo, ya que, en caso de no concretarse, habrá que reactivar una de las tres alternativas (entre ellas, la de
Joao Mario, que no se ha descartado) que manejan en
Heliópolis para potenciar la sala de máquinas.
El absoluto consenso que genera el hispano-brasileño ha parado desde hace unos días todos los demás movimientos deportivos, despertando también la ingeniería financiera de la comisión ejecutiva, que completan el presidente,
Ángel Haro, y el consejero delegado,
José Miguel López Catalán, con el director general corporativo,
Federico Martínez Feria, como cuarto hombre fuerte en el 'staff'.
Con todo, es
Serra quien, aprovechando su excelente relación con
Pep Segura (su amigo y ex colaborador, a la sazón homólogo en la directiva azulgrana), quien comanda unas negociaciones que no albergaron este miércoles el deseado broche, como avanzaba
Sport, aunque tampoco el estancamiento o retroceso augurado por
Mundo Deportivo. La ya tradicional guerra de versiones entre los dos principales periódicos deportivos de la
Ciudad Condal ofrecía ayer informaciones contradictorias, totalmente opuestas, defendiendo los primeros el acuerdo entre clubes para la cesión de
Rafinha a cambio de
1,5 millones de euros y un bonus de 500.000 en caso de que los verdiblancos conquistaran un título esta temporada o se clasificaran para la
Champions, con una
opción de compra (que no obligación) cercana a los 25 kilos y asumiendo la ficha del interesado (dos millones netos); mientras que los segundos desmentían la entente y, citando a fuentes de
Can Barça, veían al canterano más cerca de seguir que de emigrar a la capital hispalense.
En la Avenida de La Palmera,
según pudo pulsar ESTADIO Deportivo, reinaba la cautela, aunque también se mantenía el optimismo acerca de que las gestiones llegaran a buen puerto. Justo antes de alcanzar el ecuador de la penúltima semana de mercado, reconocen en
Heliópolis menos altibajos y más avances. Pasitos todavía, pero al frente, tanto en las conversaciones con el padre y agente del jugador,
Mazinho, como con el
Barcelona, posicionándose en un punto intermedio entre las interpretaciones de la realidad que recogían
Sport y
Mundo Deportivo.
Este último medio, incluso, recogía unas declaraciones del máximo rector bético,
Ángel Haro, que la echaba al suelo al declarar que había "muchas cosas que negociar", circunstancia que le hacía ser "prudente" sobre el éxito de una contratación que, sin duda, abrocharía de la mejor manera posible el plantel verdiblanco.
Fuentes directas de la operación insisten en que el
Betis ha exhibido sus límites en clave presupuestaria y salarial, así como sus preferencias por un préstamo con opción de compra, pero también su flexibilidad para, llegado el caso, afrontar un traspaso que, con variables y aplazado, se acercase más a los 20 kilos que a los 25.